viernes, 17 de enero de 2014

Fiestas con odiseas interiores

Tenemos las partituras de todas las fiestas, tatuadas en el ADN. Ahora sólo falta vivirlas una a una, con la ebriedad sin resaca, la ebriedad gozosa de vivir consciente y trabajar la consciencia.

Me gusta el oficio de imaginadora de fiestas. Fiestas con creatividad, talleres, experimentos, espectáculo, arte, inspiración, autoconocimiento, comunión.

Aprehendo de este oficio que todos tenemos una gran fiesta metida dentro, tenemos la fiesta encima, por debajo, por detrás: está en todas partes, es intangible y luminosa como la imaginación, artesana de catarsis y viajes interiores.

La alegría y el juego son una fiesta, compartir conocimientos en lúdicos talleres es una fiesta, la celebración de la belleza es una fiesta, la amistad es una fiesta, ver a los amigos soñar y crecer a tu lado es una fiesta, los compañeros, la construcción de utopías, la revolución de concentrarse por completo en la consciencia de existir, de ser un dios retozando en  una Tierra Pura... ¡La humanidad entera, la Naturaleza y sus ciclos, el curso de los astros, todo cuanto percibimos es una fiesta! Gozar del cuerpo en un baile es una fiesta, vibrar cantando es una fiesta... recordar la fiesta es una fiesta.

Hemos de recuperar el folklore, regresar al mundo fantástico de la farándula, el circo, los cuentacuentos y los juglares. Hemos de reivindicar que nuestro mayor aprendizaje procede del placer por dentro, de la victoria de la poesía.

Aprehender a despertar el cuerpo y la mente en comunión, eso es experimentar el éxtasis. Aprehender eso significa empezar a amar al colectivo, asesinar a los pronombres y celebrar con él el milagro de estar vivo.

Hay una guerrilla de pájaros que trina los himnos de la libertad,

La imaginación pandémica vuela en bandada: se fabrica la música que traerá la sanación. 

No hay comentarios: