sábado, 25 de enero de 2014

ROMANTICIDIOS (textos que escribí de adolescente)

Estos textos están destinados a todos aquellos que tienen una parte de su ser en deuda con el estigma del romanticismo idealista y friki. 

Estos textos los escribí en la década de los noventa: son quinceañeros y están destinados al quinceañero interior.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CASI AZUL

(Escritos de juventud)

 






































 



[La historia más bella del mundo]

.

 ((Hay una pulga aplastada   allá arriba que es un punto y final  ))


[La disolución en el paisaje]

Paseo, paseo para olvidarme de mí misma.

Ausente, escucho los pasos y las risas de la gente; preguntándome mil cosas acerca de su historia.

Si conociese cada una de vuestras vidas, las escribiría con los ojos cerrados, gritaría que cada uno de vosotros posee un don, mi aullido se elevaría más allá los astros, anunciaría que la existencia en sí ya es un milagro, y que mientras respiramos puede hincharse el alma de briznas luminosas.

 Algunos parecen tristes, otros cantan victoria en su parcela de mundo.

A veces quisiera dirigirme a ellos, a los que por milésimas se cruzan conmigo y miran, para luego desviar la vista y proseguir su camino.

A veces busco en el aire esos sonidos invisibles, a saber: palabras; en el intento de crear un cuento a medias con vosotros, cuyo final repose en nuestros párpados dormidos, fundidos en Atman, el océano en el que todos bailamos y vibramos a la vez. 

Aquí estoy, agitando las manos, creyendo ser pájaro, erigiendo lentamente mi propia historia. Quizá el destino la imprima en mi frente tras el teclear de cada latido.

[Romanticismo]
Estaba obsesionada en vivir como en esas novelas que se escribían hace algo más de un siglo – algo llamado romanticismo-  donde dos cuerpos desnudos luchan para abrazarse, porque hay mil obstáculos y dragones, y ogros barrigones con hambre; y ella mira la luna y suspira y sueña con él, tan típica, embobada, enfrascada en los tópicos cursis de siempre, con un amor imposible y un paisaje confidente.


[Corrientes literarias]
Hay una enorme distancia entre jactarse con Robinson Crusoe o padecer un naufragio en las propias carnes. Lo que a mí me pasa es muy bonito y conmovedor, visto así, de lejos, pero alguien que debe arrastrarse por el mundo con tantos pájaros en la cabeza…como tú dices ¡no hay derecho! ¿Qué me espera si soy como una corriente literaria? Y qué si todo es demasiado realista o demasiado romántico, y se hartan y se vuelven locos: nacen las vanguardias. Entonces me convierto en una enferma mental y bebo colonia tras la ley seca, pero el mundo se oscurece con una guerra, y después nace la novela, la de posguerra, la pesimista…


[La historia de Sianah y Elohim]

 

RIESGO


En vista de no ser reconocido por la fortuna,  ni de verse heredero de la suerte, optó por tomar las riendas de su propio destino.
Elohim no deseaba no dejar de cubrirse los ojos. Las nubes le observaban enternececidas: Su figura era enjuta, delicada. Un sombrero ocultaba los rebeldes rizos de su cabellera castaña, dándole un aire sombrío y enigmático, indescifrable. La gabardina oscura y desabrochada dejaba entrever unos pantalones ocres llenos de bolsillos, y unas botas altas de montaña. Un jersey fino cubría suavemente su torso, dejando un suave y largo cuello a la intemperie.

 Una mochila desgastada permanecía aferrada entre sus piernas. Dentro guardaba unos cuantos libros filosóficos reveladores de grandes reflexiones  metafísicas. Después, un tímido lápiz desperdigado, unos cuantos sobres y hojas arrugados, una brújula, una navaja multiusos, una cuerda, un reloj horroroso que nunca miraba (pues solía guiarse por la altura del sol y la posición de las estrellas) y por último su inseparable flauta, confidente inseparable que le había acompañado durante estos dos meses de viajes sin hogar.
Elohim  entornó los ojos. Contemplaba la oscuridad de su sombra. El sol flotaba majestuosamente sobre su cuerpo encogido y rígido como una silla plegable. La luz resplandecía deslumbrando a las aves urbanas en su espléndido vuelo. Los vencejos  planeaban sorteando árboles dispuestos en fila a cada lado de la calle, desafiando a las casas adosadas con formas rectangulares, monolíticas. Se pilotaban a sí mismos con gran precisión, exhibiendo un aerodinamismo visible. También los mirlos cantaban, desde ramas y postes, con estrofas repetitivas.
Rodeado de una multitud ajena, se internó en uno de esos monólogos sin respuesta, que lentamente se fue sobreponiendo al ruido del tráfico y el alboroto del gentío:

- Permitid que disminuya la presión de la soga que oprime mi garganta. Dejadme expulsar las brasas que queman mi espíritu. No, no dejaré que esta aflicción muera conmigo. Antes tendrá que acariciar vuestros oídos, resoplar en parajes gobernados por vuestro pensamiento. Me he derrumbado. Mis palacios de ensueño y cristal pulido hoy son templos en ruinas.

Tuvo que tolerar la mirada burlesca de unos cuantos transeúntes que le insultaban divertidos. Se abrió una estela de comentarios a su alrededor, todo un surtido de muecas forzadas que exaltaban su simpleza. El peso de la evidencia era demasiado agudo.

Continuó observando cabizbajo  el color opaco de su sombra. Ésta intensificó su amarga tonalidad. Permaneció inmóvil, inexpresivo como un muñeco. Cuando alzó la vista ya era de noche. Y la Luna continuaba  despojándose de rayos blanquecinos para que algún imbécil empezara a perseguirlos.

No dormiría esa vigilia, vagabundearía hasta el amanecer.

 

ALTERNATIVA


Los únicos confidentes de Elohim eran las hojas del otoño, que parecían darle la bienvenida con su vívido balanceo. Remolinos de viento le acogían ocasionalmente  entre los grandes paseos por los que solía caminar pensativo. Se sumía tanto en sus ideas que a menudo recibía respuestas de las acacias:

-¿Qué pretendes? ¿Volar? Mientras lo piensas caes por el abismo de la nada. ¿Para qué detenerte en los mismos percances? ¿Por qué sigues tropezando con las mismas piedras? Desea algo más honesto y no te obsesiones con un fin que ni siquiera existe. Exalta tus capacidades, potencia tus medios o simplemente olvídate de tu existencia y  extráñate ante todo. Eres un extranjero recién llegado a tierras destinadas.

El viento insistía en despejar sus oídos. El cabello se retiraba  hacia atrás como una bandera ondeante. Elohim, atormentado por silbidos invisibles, intervino acongojado:

-¡ Que cese esta danza romántica!  ¡Escuchad cánticos alegres, espíritus de la Naturaleza que os regocijáis en coros celestiales! Islas bañadas de luz, luceros temblones, capullos encaminados a florecer…Acacias mecidas por el viento, música entrecortada, aromas embriagadores,  réplicas instantáneas… Musas ideadas por surcos de vapor, ocasos pincelados por la presencia de Dios…¡A todos vosotros, inspiración de poetas, horizonte de ojos soñadores, caparazón de incomprendidos, prisma de inquietudes, alegoría de las pasiones humanas, pedestal de ilusiones y misterios… os ruego que detengáis vuestro ciclo y me prestéis atención! Escuchad: ahora, que ha cesado mi llanto.

Si bien el huracán había apaciguado su frenesí, todavía el crujir de las ramas impedía el silencio sereno que aguardaba el joven. Elohim estaba dispuesto a extraer el don de la elocuencia para sofocar parte de su melancolía.

- Explicaré la historia de alguien que muere abrasado por su propio fuego. Hablaré de un loco que enmascara realidades imperfectas. Buscaré sentido a una trama de marionetas ingrávidas.

Todos los árboles circundantes se inclinaron para oír nítidamente el interesante razonamiento que les reservaba el muchacho. Éste arrugó el entrecejo, intensificando el suspense y continuó así:

- Os contaré un cuento. Quizá suene tan típico como tantos otros, e incluso pueda ostentar cierto tono desengañado. Esta es la historia de un hombre que vive alimentado por una esperanza y una fe ciegas, un pobre ingenuo que entrega su corazón a realidades y tiempos prometidos.

Unos murciélagos se orientaron mediante su sonar. Localizaron el lugar de donde surgía aquella vibración sublime. Se situaron sobre una robusta encina, colocados en su posición invertida habitual, con las alas plegadas.  El más anciano intervino en la orquesta natural con un chirrido estridente como instrumento de sus pensamientos.

- Llevamos siglos viviendo retraídos. Sois, en cambio, libres de crear vuestra propia visión del mundo. No perdáis el centro. Al fin y al cabo, las leyes de vuestra concepción del universo no tienen porqué ser acordes con las de este pobre sufridor. Es más, su suplicio consiste en su incapacidad para expresarse. Imaginaos ante un bufón que aspira a ser omnipotente, un esquizofrénico que cree tener la misión de ordenar el infinito y que traza un laberinto para cobijarlo.

Todos se dejaron arrastrar por el fluir de aquellas palabras. ¿Acaso se hallaban al fin ante un humano auténtico, libre de máscaras, entregado a la búsqueda de cualquier consuelo para solventar la inquietud eterna? ¿El que se sacrificaría con tal de extraer una sola verdad del mundo absurdo?

-        Demos tiempo al tiempo – concluyó un mirlo medio adormecido, testigo de los acontecimientos transcurridos en aquella larga noche.

 

ANSIEDAD, SACRIFICIO, RESIGNACIÓN, IMPOTENCIA


- Os pondré en boca preguntas, pero cada respuesta requiere un camino diferente para todos nosotros.  No os desesperéis, ¡oh amados!, pues aunque la vida es sufrimiento, ya es maravillosa por el mero milagro de existir. Confieso que me siento extraño, rodeado de leyes ridículas y seres que he de aprender a amar aún más… ¿Mas cómo evitar los menesteres físicos sin recurrir a la gradual debilitación de nuestro cuerpo? Cualquier ser práctico aspira a mantenerse en pie para sobrevivir y rebozarse de goces y diversión. Es triste pensar que todas esas costumbres nos llenan vacíamente y no tardan en dejarnos con cierto pesar en el alma. Estamos estancados ¿Qué es la evolución si cada ser se conforma tan sólo con su propio beneficio y mantenimiento orgánico?

Amaneció en el duro banco del paseo, el nuevo lecho que le había acogido en la víspera, tras las elaboradas charlas con su yo más profundo. ¿Realmente le habían contestado?
¿Por qué negarlo? Lo cierto es que árboles, luceros y pequeñas criaturas sabían escucharle como ningún humano lo hacía. Pero aquella mañana, se mostró particularmente desanimado. Despertó demasiado solo, demasiado aislado para valorar lo que había conseguido hasta entonces.

- Triste y solo- se repitió a sí mismo.- Moriré sin que la mínima huella halla dejado secuela en este mundo. ¡Tanto tiempo empeñado en amar, buscando belleza bajo las piedras, pregonando palabras que a nadie interesan! Y aún así, me mantiene mi fe en una misión, un cambio radical que motivará la búsqueda de un ideal, ¡de algo definitivamente auténtico! ¿Mas qué puedo hacer? Seguiré vagabundeando cual navío perdido sin rumbo. Sé que en el momento menos esperado, algo surgirá… ¿Por qué sigo engañándome? Triste y solo…eternamente. Adiós esperanzas, adiós primaveras obtusas ¡Ya no existen los sueños! ¡Me los han pisoteado tantas veces…!

Y lloró con rabia, con fuego en los ojos y en el corazón. Desalentado, confuso, rendido. Ocultaba su rostro con sus frías manos. Un sudor helado le recorría toda la nuca. Se diría que expiraba por cada célula suya, con una ansiedad febril, extremada, cruel. 

Los árboles en vano intentaban consolarle. Las hojas secas pretendían secar sus lágrimas. Sílfides cantaban hermosas estrofas en sus oídos con tal de hacerle sonreír de nuevo:

- Elohim, eres tú, ¡el enviado del Amor! Pronto nacerán los brotes de una joven eterna en tu interior. Y al fin serás amado y correspondido con tu mismo ímpetu. Ya nunca estarás solo. ¡Elohim! ¿No la notas? ¿No la sientes? ¡Ella está aquí!

Repentinamente, intervino una voz allegada:

-         ¿Es todo tan terrible? ¿No eres consciente de tu exageración?

-         ¿Quién habla? ¿Estoy loco? ¡Ay, Dios mío, si ya empiezo a delirar! ¿ No me ha parecido que las acacias y encinares volvían a hablarme?¡La Soledad empieza a desorientarme! ¿Es una dulce y pausada voz la que me alimenta?

Ya se había olvidado de aquel leve susurro cuando éste se confirmó.

-         Eres demasiado hermoso para lamentarte. ¿Por qué no te dignas a alzar la vista y observar a la extraña que te está llamando?

Elohim intentó aplacar el llanto de sus ojos, pero éste seguía manando sin descanso entre sus párpados y se escurría por sus dedos sin perdón.

-         No puedo. Mis pupilas están demasiado húmedas para poder alegrarse. Seas lo que seas, la imagen de la cruz se hace cada vez más vívida. La efigie de Cristo me revela mi futuro inexorable: Me sacrificaré en nombre de la causa existencial. Y presiento que mi perecer será fallido, porque ¿quien se percata del dolor si su alma es insensible a él?

Sianah le asió lentamente por las muñecas y dejó que el rostro de Elohim desvelara el suyo. Él quedó estupefacto. Le miraba una muchacha con el iris color esmeralda y los ojos enmarcados por espesas y negras pestañas, de contornos almendrados. Su tez era morena, su pelo ondulado y pelirrojo hasta la cintura. Vestía con una blusa blanca de gasa y una falda azulada hasta los pies parecida a la cola de las sirenas. Unas sucias sandalias acababan por definir su aspecto risueño. Con una sonrisa sincera, Sianah le apaciguó con cariño.

-         Te amo pese a no saber tu nombre. Si mueres habré perdido mi fe en las señales. Si mueres, mis fantasías se convertirán en hielo, mi agonía sembrará en mi sangre un fallecimiento instantáneo. Por favor, vive por mí. No desistas, ahora que te he encontrado.

-         ¿Qué?

-         Soy Sianah. Estoy aquí. He pasado la noche en vela, observándote deambular por el paseo. Mi ventana te ha descubierto eclipsado entre las sombras. Mientras conversaba con las estrellas, he hallado el eco de mis pasiones impreso en tus labios. Vivo en esa casa que ves enfrente del parque. He pensado que quizá fueses tú…Afortunadamente sigues aquí, y creo que al menos he podido alentarte. Por cierto, ¿Cómo te puedo llamar?

El joven suspiró.

-Soy Elohim, espíritu viajero que ha atravesado valles y montañas. Hace dos meses que decidí lanzarme a la aventura y al aprendizaje de las andanzas suicidas. He dejado a mi familia en una ciudad lejana, demasiado asfixiante para mí. Quise volar como pájaro y aquí me tienes, libre y pobre, sin mayor tesoro que mi propio aliento. Lo cierto es que hace demasiado tiempo que renuncié a tener riquezas. No tengo nada. Gracias por tu amor desinteresado, pero algo tan bonito no puede ser verdad. Tarde o temprano te desenamorarás de este andrajoso trotamundos. Mírame bien. ¡Eres demasiado encantadora para fijarte en mí!

[Acerca de la incomprensión del mundo]

Pobre idiota…
Pobre idiota…

No entiendes el mundo.
Extiendes la mano
aunque nadie te la estrechará ahora.

¡Pobre idiota!

A veces es mejor vivir con preguntas.
Te sientes vacío cuando dejas de pensar,
y sólo puedes estar lleno si conoces el vacío.

A lo lejos vibra el puente que separa lo que somos y lo que parecemos ser.
¡Naciste tarde, se acabó el mundo!

¿Y tú todavía lloras por los pedazos?

¿Qué piensas ofrecer? ¿Acaso tu VIDA?
¡Quién quiere la vida de un desgraciado!
No, la vida ya no tiene valor.
El hombre ya no ama la vida,
Pero… ¡Si el hombre ya no ama la vida!   

¿Y luego, guerra?
¿Privar la vida para no vivir la propia?

Pobre idiota…
No entiendes el mundo.

¿Seguirás mezclándote en las batallas de un lugar que tan siquiera fue real para ti?
Lo evidente es que, si este mundo no tiene sentido, ningún otro lo tendrá.
Quizá sólo haya un mundo, pero con sus partes, ínfimamente ligadas al fatídico curso de la causa-efecto.

Seguirá la rueda de Castigos y Recompensas a menos que sepas salir de este infierno.

 

CASI AZUL (piensa)


Necesidad, o arte, o necesidad.
Abaniquémonos con el aire fresco
del correr precipitado.
Aliviemos el sudor,
ABRAMOS UN LIBRO,.
Besemos los labios del que lo predica.
Hagamos el amor con el que lo escribió.

Solía recogerse el pelo,
con una pinza casi azul.
Antes de medianoche.
Antes de viajar sin cuerpo,
en respuesta al velo sin materia.

El Sueño ansiaba el momento
en vergonzosa espera.
Plantábase junto al cabezal
del vetusto catre, con ojerosa sed .
Para aspirar el olor del sutil cuello desnudo.
Morenazo  con cuello de cisne.
Casi azul.
Sueño deseó ser mujer
para amarlo del todo.

Asiente .
Agua desciende por el desagüe.
Agua que jamás volverás a recuperar.
Obsérvala.
Reténla una milésima de segundo
entre la cuenca de tu mano.
Coge la brocha.
Haz espuma.
Siega a Papanoel con la cuchilla.
Despídete del vello efímero.

-¿Te queda mucho?-
tras una puerta,
leche remota.

Recuerdo el zumbido de su corazón,

mi oído pegado a su seno.

 (Yo era niño,

no conocía palabras.

Pero hablábamos…

con rayos de aire)

¡Zas, zas, zas!

Despídete de la barba herbosa,

capricho de cuatro días,

alfombra en piel.

- No, mamá.
Me estoy afeitando.
Tranquila,
dentro de un minuto
estaré listo.
- Ya es hora de descansar.
El Sueño aguarda,
como de costumbre.

La puerta se abre.

-         Buenas noches, mamá.
-         Buenas noches , hijo.

CASI NO AZUL (duerme)


Vislumbraba la Luna.
Parecía una brillante góndola
navegando en un mar de estrellas.

Sus rayos,
cual plateados remos,
la hacían deslizar lentamente,
entre vapor dantesco.

El mundo se hace grande (Copa).
El mundo se hace (Cristal).
El mundo se (Copa).
El mundo (Cristal).
El (C...)

El mundo se hace grande
cuando lo miras a través
de una copa de cristal.

Las caras circundantes
se alargan.
La luz se difumina.
Aparecen colores que rayan
el espacio blanco del entrecielo.

Imaginó,
con el pijama puesto,
que estaban ambos abrazados.

Ella y él.

La corriente del viento salvaje
mecía la barca,
oscilando,
bamboleándose ,
en una travesía sin final.

Lejanamente lejos.
Me desvanezco.
Soy la voz de tu conciencia.

-         Y aún puedo pensar que fui libre;
Volé,
atravesé bosques,
y prados,
Cerros y bancales...
Tal vez...
Tal vez existió alguna vez
un cielo mejor para volar.
Ahora...
En mi noche,
contemplo la vía láctea con los ojos del recuerdo...
Ahogado el rumbo de un intenso viaje.

Recuerda que estás soñando.
Puedes ser lo que siempre quisiste ser,
sentir lo que no has podido vivir.
Eres el amo.
Posees la llave de su ventana.
Ábrela.

El muchacho sonrió para sí.

¿De veras podía materializar todo cuanto visualizaba?

Creyó estar obsesionado
con alguien en especial.
Se sintió como los violadores
enamorados de sus víctimas.
Dudó un poco,
se excitó al pensar la situación
concebida en su mente.

-         ¿Lo hago?
-         Sí. Ella vendrá si le llamas.
-         ¿Y qué haremos?
-         Tiembla
-         ¿Y qué haremos?
-         ¡Tiembla!
-         ¿Y qué haremos si ella no quiere?
-         Tiembla...Es tu sueño. Ella vendrá si le llamas.

Ella apareció.
No hubo tiempo para razonar.
Su sexo ya estaba húmedo.
Llegó .
Su amor.
Con un camisón casi no azul
envolviéndole el cuerpo.
Con una pinza casi no azul
en el cabello.

Y su flauta sonó melodiosa
mientras ella le contaba un cuento.

AZUL (Siente…)



Ciudad muerta.
Él lo supo. Se cargaba todas las vajillas del armario azul de la cocina.
Los torpes mueren antes de los cuarenta. Hacen viajes suicidas. Un buen día deciden ir al mar. Toman su aguja para coser olas a la orilla de la playa. Como fotografiar un  acuario, son rituales de locos.
Él lo sabía. Sabía lo que era. Lo conocía todo sobre el llanto. Llanto ruidoso, o silencioso, o semisilencioso, o interrogador, o alérgico, o desgraciado, o feliz, o impresionista.
Llanto quejumbroso, o modesto, o tierno, o energético. Dramático, soñador, enfático, falso, o semifalso.
Teatro puro, o auténtico, quizá.
Inventó un recipiente llamado lacrimorum para derramar sus tristezas. Lo patentó. La gente  lo compraba. Tenía 20 litros de capacidad. Consistía en una probeta de cristal con forma de gota de resina.
Pero cada vez los demandaban más pequeños. Un día los hombres se olvidaron de llorar. Y los lacrimorum desaparecieron .

Él pensó morir de hambre. Y se comió sus libros.
Él pensó morir de sed. Y se bebió sus lágrimas.
Él pensó morir de amor. Pero no lo hizo. Nadie le quería.

Estar solo, de nuevo, desértica caja torácica. No amor siendo amor. No amor siendo amor. No amor… Libido. Conducta no se contiene.
Miento: digo siento sin sentido.
Anclados en tumbas que brillan.  En un cementerio limpio. En un cementerio hermoso por fuera y podrido por dentro.¡No Amor! ¡No Amor! ¡No Amor!
Olvido, imposiblemente olvido. Ella y él fueron uno. Ella y él son uno. Saltemos al gris.


 GRIS (Salto )


Mendigo o verdugo de un mismo destino.
Ambos extienden las manos.
Una desnuda, invocando al cielo.
Ojos puestos en dubitativa limosna.
Otra aislada, con negros guantes, un hacha sostenida.
Ojos puestos en la puerta que deja paso  al infierno.

-         Amo a las dos.
Porque pertenecen a un mismo hombre.
Hombre que amo.
Hombre que no amo.
-         pensó,
en medio del campo.



Margarita deshojas los pétalos de tu corola.
Arráncame todos los cabellos.
Uno a uno. Hasta que se vuelvan blancos.
Hasta que dejen de envidiar a la luna,
que menguante,
parecióme una góndola.
Arráncame cada pelo
como quien extrae tréboles gigantescos.
Quiero quedarme calva para morir de frío.
Quiero ser espíritu sereno.
Quiero danzar en un navío.
Quiero…
Eso es;  “Quiero” ante la Naturaleza del No Amor.

Ella y él en realidad eran uno solo.
Ella.
Saltemos.
Tira del extremo contrario.
Rabia. Dolor.

-         Hay magia.
Bajaré por las escaleras de caracol.
Saldré a la calle con mi bastón
- de ilusa- .
Golpearé muros y paredes,
trabaré los pies de la gente.
Colapsaré la acera a palos.
Hasta palparte.
Hasta besarte.
Esquivaré coches.
Patinaré en la autopista visible desde tu ventana,
a las seis de la mañana.

A las seis de la mañana
haré un combinado de setenta piruetas.
Y una última.
Alado Pie se desligará del suelo.
Flotaré hasta el undécimo piso.
Muerte de cisne para el último giro.
Necesito consuelo tonto.
Durmamos.
Para atravesar el umbral de otro mundo.
Sueño.
Llegué tarde.
Llegué tarde, volando, y atravesando muros.
Lo siento.
 Quizá sea sentirlo todo en un vacío.

 

 

CASI NO GRIS (expira…)


Ella se asomó al balcón casi no gris
que daba a su habitación.
(Habitación de una casa casi no gris ,
con cuadrados en forma de tesela casi no gris)

Miró a lo lejos.
Sólo vio ventanas.
Algunas encendidas como llama,
escondidas tras cortinas como cera.

Otras,
pintadas de negro,
antigua oscuridad de las cámaras fotográficas.

En la penumbra, un pianista melancólico que tocaba.

-         Busco consuelo
dijo el piano.
Y los pentagramas de su música incomprendida
fluían a través del aire.
-¡Una casa, un cobijo para esta música!
¡Monótono llanto cíclico!

Ella despejó sus oídos,
recogiéndose el pelo
con una pinza casi no gris.

Y sus orejas,
como extrañas parabólicas,
acogieron a las notas perdidas del viento.
Imitando a los pescadores de truchas y sus redes de hilo,
se estableció una comunicación,
se entabló  información entre emisor y receptor,
nació algo, una pesca nutritiva.

Sólo hacía falta responder.
Desenterró ella su viejo instrumento.

-         Te comprendo.
Te escucho.
Hagamos de nuestros llantos una sonrisa.
Sintamos la soledad juntos.
-        aulló la flauta.

Y los dedos
tapaban  agujeros con soltura,
mezclando el hálito de la muchacha
con el frío externo.
Tal vez en remolinos
viajaba el sonido
que sobresaltó al pianista.

-         ¿Será verdad que alguien hay
tras la oscuridad del foso?-
Las teclas picaban excitadas,
resucitadas de la rítmica
canción de pie quebrado.-
¿Eres tú mi ángel?

-         Lo somos mutuamente
-        suspiró-
También necesito consuelo.

Tras la cortina temblaba
un taimado músico de las Ramblas.
Canoso,
desteñido por agua salada
que se escurre drenando el desagüe,
y no regresa.
No demasiado viejo
como para vivir un día más.

-         Borré tantas veces mi Historia…
Escrita sobre una hoja, en su principio, virgen.
Ahora arrugada y llena de grafito.
Es imposible volver a nacer,
En medio del polvo gris,
Ahogada mi partitura,
Sucio el borrador que la corregía.
Estuve enamorado.
 Las arrugas, ahora,,
 me impiden llamarla.

-         Compañero,
es raro,
 que ambos desgarremos
un amor perdido,
una bandera henchida de tristeza.
No soy demasiado joven
como para morir  mañana.
Le quiero sin querer quererle.
Maldición o bendición…
Tú dirás.

-         Maldita sea
la condena de un preso.

-         Bendito dolor,
benditos labios…

-         Cuando pasado,
presente
y futuro
evocan un seas,
fuiste,
serás,
ser,
siendo,
sido…
¿Él te ama?

-         Nube de polvo eclipsa
bajo el semáforo.
Pienso.
Él dijo que no.
En medio del paso de cebra.
¿Qué hice?
Llorar hasta volcar
toda mi alma bajo sus pies.

-         ¡¡¡Atropelladme!!!
¡No Amor!
¡No Amor!
¡No Amor!

-         Vi en la línea blanca
de aquella carretera amarga
el final de mi vida.

-    ¡No! ¿vida?
¿infinito?
¿ilusión?
Nada…


Un ronco saxofón se agregó
a la lamentación orquestal.
Éste era feo,
y pesimista.
Sonaba mal,
parecía vomitar su sinfonía.
Blasfemaba musicalmente.
Intervino, al fin:

-         Moríos.
Morid.
Recuperáos con el toxicómano.
Encaremos el No Amor.
Lloremos por el No Amor eterno.

-         No Amor,
que siendo Amor,
polariza. – dijo el pianista

-         No Amor…
quizá Amor,
porque  le quiero. – respondió la niña.

Avanzaba el crepúsculo,
apenas sin prisa ni sueño.
La ciudad era como un pozo
en su calma vespertina.
Velero cálido entre dos tierras,
sosiego ante los susurros de tres sirenas
escondidas en sus respectivas murallas.
Conversaron hasta el amanecer,
afónicos ante el desafío de expresar el amor,
entregados a la misión de hallar
un soplo de vida ante la noche más larga,
en la que las almas deciden si existe
algo auténtico entre las cloacas.

Hasta las seis de la mañana.

-         El cielo es azul
sollozó el piano. –
Pero yo estoy triste.
¡Ráfaga de luz!
¿El amor existe?

-         El amor nunca fue placer
para los que pidieron su recompensa. –
expiró el saxofón.

Y el Sol nacía
ante sus miradas opacas,
despojándose de sus atuendos de vigilia,
extendiéndose,
bostezando,
estirando ambas extremidades.
Y deslumbraba con su resplandor,
se soltaba la melena,
se retorcía sobre su mullido refugio.
Anunciando un nuevo despertar,
se filtraba,
entre los barrotes del balcón de ella.

La muchacha , rendida, había desistido
ante las sábanas envolventes del descanso,
mecida por los lamentos de ambos compañeros de llanto.

Dormidita como una flor en invierno,
abrazaba blandamente su instrumento de madera.

-         ¿Dónde está la flauta?

-         Muda, doquiera que yazca su reclamo.

-         ¿Dónde desfalleció mi  princesa esquizofrénica?

-         Tal vez se retiró al no ser escuchada.
Se impregnó del silencio creador.

-         ¿Podrían mis setenta años
besar sus frescos dieciséis?

-         Pregúntale a una estrella
si quiere, (oh, risueña)
entregarse a un lucero extinguido
y abrazar con fuego
la espada más oxidada
de un espacio consumido.

-        










GRIS (despierta)

Dios derramó su pintura matutina
tiñendo de vivos colores
el sutil plano celeste.

Colores resbalaron.
Colisionaron entre ellos.
Mezcláronse al desbordarse
por un torpe manotazo.
Crearon una sola tonalidad gris.
El consabido charco gris.

Ella.

Todavía tenía en mente
los ojos almendrados,
el morenazo con cuello de cisne…
Y la noche de su Muerte…

-         ¡Estoy aquí!
¿No me ves?
Si estuviese en mi mano,
permanecería a tu lado
en estos instantes.
¿Qué decir después
de tanta nostalgia vivida a solas?
¡ Jamás los días fueron tan largos!

Debería lanzarse a consagrar la rutina.
Debería sentar la cabeza en un trono de presidiario,
hacer deberes de chica aplicada.
Debería consumirse lentamente
dentro de su humano límite y temporal lamento.
Debería … ¡Tantas cosas!

Y, sin embargo,
prefiere vagar
junto a un vago pensamiento.
Vago pensar de vagos,
insulsa necrofilia
del ansia por el vivir muerto.

Escribir con la mirada exánime,
morir con los ojos puestos en un punto,
lejano y discreto.
Casi invisible para los demás,
entre el ruido y la náusea,
y la resaca anterior al gran día.

Bienvenidos al Gran día de Hoy,
fotocopia de otros tantos días
precedentes y remotos.

Hoy se mantiene encendida
la ilusión de siempre.
La llamita del amor caprichoso
que inseguro titubea a su oído
una canción dubitativa:

-         ¿Me quiere?

¿Será su amado definitivo?
Lo respira,
le marea su aroma,
anhela fundir su alma con la suya.

Ya dijesen las viejas viudas
de los portales de su pueblo,
ya rumiasen las vacas
en la pradera andaluza:

¡Ay, juventud majadera!
¡Ay, energía vertida
en el licor romanticón
de vuestras  borracheras!
¡Despojáos de toda vestimenta!
¡Lanzáos al Amor suicida!
Dejad de comer,
moriréis saciados,
olvidados de la ley.
Volad.
Volad al maravilloso mundo del amor.
Planead por encima de la ciudad gris
¡Liberáos de esta celda monótona y convencional!
¿Necesitáis aferraros a la seguridad inútil,
la comodidad, la despreocupación…?
¡ Locuras es lo que clamáis!

Ya respondiesen los lirios
junto al febril arroyo,
alargando su voz
hasta las paredes embadurnadas de cal,
como protesta al caluroso estío:

¡Queremos abrazar la luz del Sol diáfano!
¡Borrar el trazo cruento de esta historia en blanco y negro!
¡Sobrevivir para amar!

Ella.
Miró con tristeza aquél caparazón
lleno de cuadernos y libros de texto.

Existía una posibilidad.
Entre la gente,
en el otro extremo de un  pasillo
inevitable y sobreconocido.
O al final de una cuesta costosa,
al término del pasaje.

Su libertad quedaba truncada
ante el deber.
De crecer…
De soportar el peso de las cadenas,
del pensar retórico.

Dolor que se haría tierno,
si él la esperaba en el fondo del túnel.




Ella-    Me estoy acostumbrando a tu mundo maravilloso.

Él-       Te amo.

Ella-    Contigo soy una isla de mar llena de olas de aire.

Él-       (Triste) Pero un lobo de negro pelaje gruñe en la distancia.

Ella-    Contigo las arrugas se inundan de agua, son huellas borradas por lluvia.

Él-       Pero el lobo se ha detenido. Te observa con mirada salvaje.

Ella-    Contigo Dios no es más que una historia de Amor.

Él-       Pero se abalanza sobre ti. Te arranca la ropa.

Ella-    Contigo un abrazo se convierte en el aliento de la Nada .

Él-       Eres bella desnuda. Tu sangre también debe serlo.

Ella-    Pero tengo miedo. El lobo puede hacerme daño.

Él-       Te amo. (Le acaricia)

Ella-    ¡Oh, lobo! ¡Si yo fuese loba no te temería tanto! ¡Conviérteme en loba y enséñame a amar!

Él-       (Lamiéndola.) Eres loba. Date placer. Tu sexo ya debe estar húmedo.

Ella-    Oh, lobo, ¿Y cómo se hacen esas cosas? ¡Yo no sé!

Él-       Sólo tienes que bailar para mí. Nunca te he visto bailar.

Ella-    Sin embargo, yo sólo bailo para la Luna Llena.

Él-       Yo soy la Luna Llena, danza enroscada en mi cuerpo.

Ella-    No puede ser. Desde esta escarpada cumbre, aúllo.
No podría alcanzarte, Luna. Estás lejos.

Él-       Pues bajaré para ser otra vez lobo.

Ella-    ¿Y entonces, que haré?

Él-       Duerme. Nunca te he visto dormir.

Ella-    No sé dormir contigo. Necesito sentirte real, y no como un sueño que muere.

Él-       Túmbate como si estuvieses muerta, pero sin morir. Abre las piernas.

Ella-    ¿Sabes? Parece que caminan hormigas sobre mi vientre.

Él-       Tienes frío. Necesitas mi calor…

Ella-    Sí, lo necesito…

Él-       Tus pechos me miran y no sé qué hacer con ellos.

Ella-    Sólo eres un niño inocente.

Él-       Los recorreré con mi lengua, siendo tu primer hijo.

Ella-    Tu miembro ya está hinchado. Cuanto más te acercas, más …

Él-       Tranquila, será una inyección de amor…

Ella-    …porque estoy enferma, me aprisiona la fiebre del pensar.



*

Veinte minutos.
Algo se arqueó para envolverla.
El absurdo se tornó cueva.
Libaron mariposas en aquella rosa blanca…



*****


Oyó voces que manaban del gris.
Contaban cuentos sin utilizar nombres propios.

Gris-     Existen tribus ancestrales que tienen prohibido pronunciar el nombre de su Dios.

Ella-    ¿Por qué?

Gris-    Porque creen que condensar en una palabra todo lo que supone lo divino es como enlodar el cielo.



****




*****


Miedo al vapor.

De niña se zambullía en la espumosa bañera. Y, evitando el contemplarse los pies, creía ser sirena, y pensaba que el vuelo era como una danza de peces,  el roce del agua siempre fue más propicio para reírse de la gravedad, y bajo olas se puede cantar, y besar a los buscadores de conchas, para que respiren en el lecho del ahogo, o el morir, pero observando que viven entre llamas, como el amor, como la lanza, existir en un péndulo, o quién sabe que más…

No obstante, temía al vapor.

Que el mar emigrase, secando su cola, en un desierto con sal, pero sin lágrima, o sin
sentido, planeando buitres en círculos, ella, sola, sin mundo, sin agua, sin él, sola, sola,
sola…

******

Teléfono-        ¿Estás?

Ella.-               ¿Si?

Teléfono-        ¿Existes?

Ella-                ¿Sí?

Teléfono-        ¡Hola!

Ella -               Hola…

Teléfono-        Intuía que te pasaba algo.

Ella-                ¿Algo?

Teléfono-        Sí, algo absurdo.

Ella-                ¿Absurdo? ¿Cómo qué?

Teléfono-        Todo es absurdo excepto …¿Recuerdas cuando me arrodillé?

Ella-                En una roca, en una playa, en un día de viento, y olas, y…Sí.

Teléfono-        Y te pedí que nunca me dejaras.

Ella-                ¿Por qué?

Teléfono-        Aire.

Ella-                ¿Aire?

Teléfono-        Pensé que eras aire. Te necesitaba.

Ella-                Por favor, no sigas…

Teléfono-        Aire para respirar, para suspirar, para esculpir música y palabras. Aire para gritar, para volar, bailar, orar… Aire tras de mí, en una caricia constante.  Libre aire, sonajero de acciones, libertad a través del aire…

Ella-               

Teléfono-        Pero el aire se convirtió en burbuja, o en fantasma, ente que viaja en el constante temor de romperse.

Ella-                No…

Teléfono-        Tienes miedo al ansia de vivir.

Ella-    ¿De dónde sales? Esa conciencia, de nuevo, desde alguna brecha de mundo surge, y me arrastra, deseo convertirme en lo que tú eres.

Teléfono-        Persigue a las ondas de tu cabello. 

Ella-                Ojalá existieses, perdido mío…

Teléfono-        Muero un poco más cada vez que me llamas perdido.



******

La última imagen del sueño fue una cara.
Una cara al final de las escaleras.
No la conozco, pero la he mirado.
Nunca hemos hablado, aunque…

Ella-                A veces quisiera hablarte, pero no lo hago.


M.G.-              Es mejor dejarlo así, sin conversaciones grabadas.

Ella-                A veces dudo, pero continúas mirando. Alguien me dijo que escribes.

M.G-               Escribo para no llorar tanto.

Ella-                Debes ser bello desnudo.

M.G-               Nadie desea mi cuerpo.

Ella-                ¿Por qué me sigues mirando con descaro si él me abraza en el pasillo?

M.G-               Es como si no le quisieras.

Ella-                ¿Qué es querer?

M.G-                           Desear pedazos de felicidad.

*******

Invente la lente otro espectro.

Vapor tras el movimiento de una hoja,
 o unos dedos,
 o la sombra de esas manos sobre el suelo,
fueron manoplas cortadas por un hacha.

Necesitábamos  huellas dactilares.

********

En una catedral, entre clamor de ángeles, entre el ladrido de mi futuro hijo.
Cientos de cabezas erguidas. Césped.
Cuerdas rígidas de violín sagrado.
Quizá Hoy verdad, tal vez innombrable, o austero, que más da, en tanto que el instante llega y la felicidad es lucha y no meta, o mimada camisa a cuadros en una hoguera.

Ojo de pétreo cíclope, retina sonámbula del rosetón más grande.
Alguien miraba.

Sombrero-       ¿Cómo te llamas, muchacho?

María-             María.

Sombrero-       A María… para su estrella siempre es de día.

María-                         (Muera el verbo y la acción, reine el ahora, el ahora o nunca, o nunca fue hora, pero ahora, hora, al otro lado del portón me silba, aclamado el instante, condenado instante de vivir.)

Sombrero-       A María… del profundo silencio, allí es donde nace el verso.
                        (Escribo sin escribir, alguien mira)

********


Él-                   ¿Sincero? Yo lo soy.

Ella-                ¿Qué es sinceridad?

Él-                   Sinceridad es no escribir un poema que contenga las palabras amor, azul, verso, silencio, corazón, viento, mar, cielo, amada, o lamento…

Ella-                Quizá haya gastado demasiado la palabra amor.

Él-                   Díla sin decirla.

Ella-                Es el fin. Los ordenadores ahora escriben poemas.  Y parecen humanos.
Él-                   ¿Sinceridad?

Ella-                ¿Las chatarras son sinceras?

Él-                   No sienten. Son chatarras.

Ella-                Y nosotros…¿Somos chatarras?

Él-                   No.

Ella-                ¿Qué somos?

Él-                   No sé. Invéntatelo. Vivir es inventar.

Ella-                ¿Puedo ser un Pegaso?

Él-                   Eres tú.

Ella-                ¿Y qué es ser ?

Él-                   No sé.

Ella-                Todas las preguntas se pueden responder con un no sé.

Él-                   ¿Cómo te llamas?

Ella-                No sé.

Él-                   ¿Eres cleptómana?

Ella-                No sé.

Él-                   ¿Dónde nació Moisés?

Ella-                No sé.

Él-                   ¿Te has masturbado alguna vez?

Ella-                No sé.

Él-                   ¿Soy atractivo?

Ella-                No sé.

Él-                   ¿?

Ella-                No sé.



Él-                   ¿Cuándo moriré?
¿Hasta cuándo bombardearán autobuses en nombre de la paz?
¿Alguna vez alguien inventará una ley que se ajuste con nuestra     naturaleza?
¿Dejará de salir el sol mañana? ¿Existe el cielo? ¿Existe Dios?
¿Existo? ¿El alma es inmortal? ¿Nuestro destino ha sido ya trazado?

¿Qué es amor? ¿Quién nos lo pone dentro?
¿Me quieres?

Ella-                Sí.

Él -                  ¿Por qué has dicho que sí?

Ella-                No sé.

Él-                   Tengo sueño. Será hora para dormir.

Ella-                Si despiertas en sueños, búscame al lado del semáforo.
                       

*********

Mano muerta.
Libro hambriento.
De garabatos, psicologías, estaciones.

*********


Pero este dibujo tiene una historia.
Ella quiso crear .
*******
 
Zaza tenía ganas de globos. En realidad, las manos necesitan sujetar cosas, porque si no se atrofian y dejan de ser manos, automutilándose. Así, desde el nacimiento, las manos necesitan tirar de pelos largos, apretar muñecos que pitan, o coger cacas. De hecho, Sócrates inventó la palabra manosear. Manosear es fundamental. Si no manoseas un cigarro, manosearás un bolígrafo, o una foca antiestrés. La experiencia mística se alcanza cuando dos manos se manosean recíprocamente. Entonces creen haberse agarrado a ellas misma, capturan y son capturadas…

Sin embargo, eso forma parte de otro cuento. A veces los cuentacuentos nos olvidamos de quiénes somos. Algún día os contaré el cuento de cómo una pareja de ojos se incrustó en una cabeza. Y entonces Sócrates inventó el verbo mirar. Mirar es fundamental. Si no miras un culo, mirarás otra cosa con carne, o una foca antiestrés. La experiencia mística se alcanza cuando dos ojos se miran recíprocamente. Entonces, el narcisista se vuelve bizco, y el no narcisista se vuelve narcisista al comprobar que el otro ojo es como un espejo, reflejo de su propio ojo.

Sin embargo, el cuento de hoy habla de Zaza.
Zaza tenía ganas de globos. Por eso, como su mamá en realidad era un hada madrina disfrazada de mamá, le concedió el deseo..

Y como dijo Sócrates, querer es poder. Y Zaza se volvió tan poderosa que se fue a las cruzadas, dejando el globo de helio atado en una de las barras de hierro que sujetan los toldos.

Zaza tenía una hermana a la que todos llamaban nena .

Nena tenía ganas de globos.
Nena se sentó en el globo de helio.
Globo de helio hizo subir a nena.
Hilo de globo de helio se rompió.
Nena subió y cayó.
Nena colgaba de una pirámide.
Su mano manoseaba un borde para sobrevivir.
Nena y mano pensaban en chicha para perros.
Pero mano2 cogió a mano1.
Mano2 estrechó a mano1.
Nene salvó a nena.
Mano1 y mano2 tuvieron una experiencia mística.
Nene y nena se miraron.
Ojo1 y ojo2 tuvieron una experiencia mística.
Nene y nena vieron espejos.
Nene y nena se vieron sus propios ojos.

Y colorín colorado, nena se convirtió en hada y nene en hado.








Y SUFRIR NUBES NEGRAS


El sufrimiento embellece las personas.
Cada golpe de dolor forja una curva, sinuosa pendiente,
mano que se escurre y moldea con surcos lo que fuimos;
barro, monolítico tótem de polvo húmedo.

Y cuando se derrama lo que vuelve la figura deslizante,
Lágrimas,
Pañuelo de  arcilla.

Ah sufrimiento tierno,
triste sonrisa tras el llanto solitario,
el de no volver a ser dos,
o un infinito bajo cero.

Florecillas blancas, tiemblan, hijas de agua,
Medusa que liba de la propia tierra,
Junto a la chumbera taciturna,
Con su perfume,
De pureza,
La belleza ,

Dolor, bendito dolor,
Dulce desgarro de la madre que dio a luz,
Dolor, amor, símbolo de plena vida.
Sudor azucarado.

Y yo lo digo, amad a vuestro enemigo, él os hizo fuertes;
Gracias a las adversidades sois lo que sois, hombres que sienten,
.dolor ruboriza el cuerpo,
con él deseamos,
mejoramos a palos…



 

TRISTE MEDITAR


Juncos salvajes se postraban ante el transcurso del joven afluente. Sumergían sus castañas melenas entre delicias cristalinas, emanando fugaces destellos de rocío. Acariciaban con sus sedosas pestañas las ondas que forjaban los frágiles cisnes. El cálido amor del Astro Rey los sustentaba felices, dichosos al contemplar su resplandeciente imagen en el menudo riachuelo.

Algunos sobresalían con su esbeltos tallos. Naturaleza los había predispuesto afortunados: Tenían una cabeza tan voluminosa que sus cuerpos esbeltos se exaltaban en majestuosos y enaltecedores gestos. Inspiración de gorriones y orgullo de campos era la figura de tales seres, que se mecían impulsados por ráfagas lejanas.

Pero alguien suspiraba en la oscuridad de la noche. Al fallecer el ocaso, tras el último rayo de Sol, los soñadores luceros advertían el tierno rumor del caudal pensativo. Entre los acordes disonantes del viento parecía distinguirse música entrecortada, tristes pentagramas vacíos que llenaban sus espacios con exhalos.

-         ¿Qué murmuras, melancólico riachuelo?- osó preguntar una pequeña estrella blanquecina, tan diminuta que apenas se distinguía en el firmamento.

-         Son lamentos inefables.- respondió con apenas un hilo de voz, el pensativo arroyo-  Sé que un día nací entre las brechas de una elevada cúspide. El cielo cayó sobre las rocas, mientras los árboles enriquecían su savia aspirando esencia de Dioses. Bendecían mi proceder. Exaltaban la belleza y armonía de mis fluidos.

-         ¡Sin duda eres milagroso manantial de  vida!

Los alegres murciélagos cruzaron el cielo en un vuelo raso. Rociaron sus vientres con las aterciopeladas cabelleras que encubrían los bastos cultivos de Egipto.

Entre risas y muecas, vocearon:

-         No, ¡ Tu eres orina de ángeles y sudor de la Tierra, querido arroyo! ¿Acaso no es repugnante?

El viento, enojado, paró sus vuelos en seco y los retuvo entre la maleza. Entre tanto la débil estrella observaba al desesperado afluente, con un dulce brillo maternal en su mirada. Sus palabras eran melodías serenas, suaves, se mezclaban con la brisa, maquinando un ambiente homogéneo, cargado de sutiles deseos de alcanzar una razón para continuar encendida.

-         Eres el espejo más sincero. Me muestras el estremecer de mis rayos. Mi luz es ya apenas visible. Por ti lucho para seguir reflejándome en tus aguas. ¡Jamás fuiste despojo banal! No te resignes ante las ardides de los perturbados. Ellos se han perdido a sí mismos. ¿De qué te quejas?

En la distancia pudo percibir una pequeña gota distinta a las demás. Lentamente corrió una gota entre las ondas de la solitaria afluencia.
-         Quiero ser junco. Asentir impulsado por las ráfagas de aire, ser besado por gorriones y cisnes, obedecer al ciclo de las estaciones, saborear el placer del amor, estremecerme suspendido en un delgado tallo dorado…

“Deseo morir en estos dominios y no desistir ante el océano. Si perezco viendo cumplido mi sueño, mis cenizas quedarán aquí,  bajo la tierra; descansaré al fin. En la víspera tuve una visión que me mostró mi inevitable paradero: Es una substancia casi infinita que me acogerá en su regazo, porque yo soy parte de ella. Después flotaré hacia un lugar menos denso. Me condensaré. Invadiré el cielo, para continuar desplomándome sobre las montañas y corriendo de nuevo sobre eriales y cultivos de secano.

“¡No puedo ser eterno! ¡No puedo nacer y morir indefinidamente, sin salir de este círculo repetitivo! Mi cometido no es sinó recordar lo que fui antes de ser caído del firmamento. ¡Funesto trazo del destino! Paso a formar parte de los que me consumen. Algunos me retienen en sus raíces, otros me saborean y absorben con sus carnosos labios. Vivo en algún rincón de sus mentes. Me gustaría  detenerme junto  a ellos, pero la providencia me obliga a deslizarme entre angostos relieves, rodear montañas en cansados meandros, forjar nuevos senderos…

“Me gustaría crecer, fundirme con el majestuoso río que me destinaron. Sumir  nuestros murmullos confundidos en un apasionado llanto. Así podríamos abrazar nuestras corrientes, unir nuestros caminos en uno solo. Cada vez seríamos más mayores. Además, el amado mar nos espera. Él también anhela nuestras esencias y aromas, que han arrastrado guijarros y acumulado sedimentos, salando nuestro portento, transformando rocío en lágrimas…pues al fin y al cabo somos un mismo ser.

El lucero escuchaba fascinado. Jamás había rozado pensamientos tan puros y sentidos. Empezó a sentirse egoísta. Reflexionó sobre el tiempo perdido, los momentos que había perdido intentando reforzar y embellecer su luz.




[Me siento indefinidamente triste]


No tengo ya lágrimas, ni sé como funciona el complejo mecanismo que las fabrica. La ilusión del amor de entonces queda truncada, porque ya he conocido a mi amor, y estoy cansada. Y cuando desaparece la capacidad de amar a una sólo le queda morir, porque ya es vieja e inservible.

A veces pienso que he envejecido demasiado rápido. Soy la niña más vieja del mundo.  
Regresaré a la naturaleza, mis orígenes. Y dormiré junto a los árboles, y esperaré morir felizmente mientras el sol dorado de la tarde me vista de oro.

[Texto cursi temprano]
Este es uno de mis textos más tempranos. Obedece a esa clase de cursilería auténtica que un buen día se pierde, de un solo manotazo.

Nada impedirá que llore esta noche.
No sé si egoístamente, por ti o por mí misma.
Pues ya  he caído y no puedo levantarme.
Hoy.
Has vuelto para abrazarme e intentar borrar el abismo.
Al abrazarme yo ya era un cadáver.
Intenta revivir a un muerto y aprende que la vida es riesgo.
Nada impedirá que llore esta noche.


Llanto tan profundo que ya no manan lágrimas.
Llanto de fiambre que no logra reencontrarse.
Mis labios te han besado para sellar su indiferencia; vacío, inexistencia,
tal es lo que queda tras surcar el infinito.
Podría escribir suspiros si acudiera mi Tristeza. Pero sólo quiero reír y llorar
al mismo tiempo. Tanto esfuerzo anula el pensamiento.
Y he pensado demasiado, estoy cansada, me he desvanecido.

Esperar una señal que me ilumine.
Pasivamente, tantas veces.
Quizá una luz resucite al muerto. Medicación, un tratamiento,
tal es lo que queda tras surcar el infinito.
Un sueño profundo, un susurro, una sensación, una respuesta...
Ya no puedo provocar inspiración. Me he agotado.
Pasivamente, tantas veces.
Quizá una esperanza, porque si no recupero el pulso pierdo la vida...
Dormiré y esperaré a mi ángel.
Ya estoy muerta y continúo amando la vida.
Imposible, de todas formas. Algún día me cansaría de volar, estrellándome contra una roca.
Algún día...
Intuía que sería hoy, pero no quise intuirlo.
Me sentía tan feliz aprovechando las corrientes, flotando con las ráfagas de aire, danzando entre las nubes...que no recordé mi triste condición de cometa ilusa. Alguien tiró del hilo. Y caí y caí. Muchas veces, segura, confiada de poder alzarme de nuevo. Imposible, de todas formas. Pues he caído y no puedo levantarme.
Nada impedirá que llore esta noche.

El día de mi muerte. Al menos cumplí la promesa de morir a tu lado.
Una voz, un hálito, un rayo tibio rozando mi corazón exánime.

-          Te quiero. Vive...

¿Puedo?¿Acaso me rindo?
¡Levántate y anda!
Cuerpo inerte. Rostro pálido.
Es injusto interponerme entre él y su último anhelo.
-          Respira.
¿Amor? ¿Deseas mi amor? Si ese es tu deseo, eres afortunado. Te amo como jamás lo he hecho. Mas he caído y no puedo levantarme.
-          Vive, por favor, ¡vive!
Abriré los ojos. Algún día...

Para regresar a mi hogar y mirarte, para intuir después que he vuelto a precipitarme al vacío. Y reencontrar el muro, y pensar cómo atravesarlo sin perecer en el intento.

Volverá cuando paseemos por un llano, lejos del barranco que cobija mi frágil silueta moribunda. El mismo cielo es claro y oscuro. No sé si estoy preparada para alzar de nuevo el vuelo.
Quisiera dormir y esperar a mi ángel. Quisiera volar sin que nadie pueda tirar de mí.


Quererte lejos, como una idea, una abstracción.
Sin tener que recibir todo lo que procuras entregarme.
Sin tener que ceñir mi vida a un confuso pensamiento de dos en el que uno está triste cuando el otro sonríe.

Recuperar mi mitad, cortar el hilo, elevarme más allá de la Razón que me corroe asiduamente. Libre, libre de responsabilidad, libre de amor y pensamiento.

Debí pensar que en el fondo estamos solos. En el fondo de los fondos no nos podemos aferrar a una seguridad inútil.

Sola, sin rumbo, perdida entre una noche olvidada.
Déjame donde me encontraste, en una noche de luna llena, con una inquietud encendiéndome, buscando algo infinito.

Dime que jamás llegué a encontrarlo, que todavía late esperándome en algún rincón.

Y viviré, si más recordando lo que fui en letra cursiva alguna vez.
BENDECIR EL DESTINO.

Bienaventurados son los que te conocieron, los que se agregaron al fluir de tus palabras, los que profetizaron en tus ojos la eterna búsqueda para después morir en las  suaves colinas de tus labios. ¿De dónde has surgido? Eres el ángel  que ilumina todo lo que vislumbra, que llena de burbujas flotantes  reinos de idilio interminable. ¿No eres el espíritu que siempre ansié? ¿Acaso no siento a veces que eres el hijo de una ilusión, que naciste reflejado en mis tristes pupilas y vivirás dentro de mí para siempre? Ya lloro temiendo que te desvanezcas, que te esfumes entre la niebla blanquecina en la que apareciste. ¿Enamorada de una visión?  Jamás estuve tan loca .
Sé que no me ves, pero estoy temblando. Aquí, sólo son palabras. Y tú permaneces ajeno, te escapas entre las brechas del pedestal que te alzo. Creas o no, el cielo jamás existió hasta que llegaste.
Remolinos de viento me buscan. Conocí la soledad de mi santuario  lejos de  todo. ¿Quién necesita montañas si se puede volar? Observas las aves desde tu escondite encantado. Planean dejándose llevar por las brisas mecedoras. La dorada luz del amanecer tiñe sus sombras fugaces, ajenas al cielo, espíritus sin rumbo que se proyectan en  el cristalino arroyo. ¿Todavía dudas? Si cruzas la cascada que se desploma en mil centellas de agua, entrarás en la húmeda cueva del tiempo.
Un torbellino de polvo anacarado se desliza entre los bosques. Algunos creen que se trata de una melodía superflua elemental, el glorioso canto de los entes, las maravillas ocultas entre la maleza, destellos que encendieron tus sienes en noches de ensoñación. Los senderos que cruzaste estando vivo ahora levitan  ante tus ojos como cometas errantes. Contemplas el laberinto sin sentido del que hiciste tu morada. Ya no temes, has dejado de ser ciega efigie de la niebla.
Tras las grietas de un espejo roto vislumbraste la infinidad. Me viste a mí, tu eterna enamorada, perdida entre el asfalto, intentando descubrir las razones que me ocultaba el sinuoso paso. Pugnaste por liberarte de cadenas invisibles. El único lienzo que te cubría era la máscara de la resignación. ¿Negarías el tenue roce de las sábanas austeras? El abismo de la nada era tu curación. ¿Vértigo? Irracionalidad ante una canción que procede de mi pecho y quiere transportarte…¿Te dejas? ¿Serías feliz por un sólo instante?
Tu pesar sensual es un caramelo sin sabor. Paseo entre el triste calor de grises avenidas llenas de aglomeraciones…¿Me escuchaste? Pensaste que una brisa temprana besaba tus labios. Entraste en mí.
Tu silencio bastará para decir lo que nunca ha alcanzado el hombre. Fuiste el primero en desvanecerse. Sentí un  suave arco iris brotando de mi corazón, alimentándose de mi sangre. Así vi nacer mi amor. Era un campo en invierno que al fin despertó tras una milagrosa aparición. Y ahora sé que lo que vi florecer en el interior de tus senos, era un candor materno, un universo rodeado de pétalos. Lo que aflige mi ego es la semilla de la verdad, la revelación que flota penetrando en la Luna, atravesando espacios de luz creados por incomprendidos.
El consuelo está en tus gemidos. Si adivinases lo que me llenaron tus lágrimas sin egoísmo, la bondad de tus secretos prietos. Ruego que brilles, inunda este agujero con supernovas rosadas, sumérgenos en música de almas, embriaga nuestros chacras de energía… No te amo pensando en mí, sino en las tierras que serán regadas por…tus ganas de vivir.
Moldea estatuas de hielo con tu sonrisa, abraza esas auras rasgadas que lloran sobre las marismas. Ansía vencer la cobardía, porque el fuego, si te quema, te hará estrella e irradiarás diamantes sin piedra, lava sanadora  de heridas.


[El pianista de los terrados]

Desconocido del alba, sólo los acordes de un piano te delatan. Soy capaz de notar la timidez  de tus manos de escarcha. Las imagino nudosas, repletas de vello en las coyunturas, blanquecinas  y pálidas como la luna. Sé que sabes que aguardo tus grandezas. En verdad estoy todo el día esperándolas. Hasta que una ráfaga fluye a través del sonido, pentagramas invisibles se desplazan hacia mis oídos despejados por el viento, y apareces tú , príncipe de las sombras, caricias sonoras sin rumbo…
Crees que nadie sabe de tu existencia y el socorro se ahoga entre notas que empañan tus entrañas. Te rescataré con el murmullo de mi flauta, una esencia vibrará recorriendo tu cuerpo desnutrido de ternura. Te ofreceré mis estremecimientos en una copa  resonante, dejaré que la esfera de tus miedos se rompa en mil pedazos. Los cristales de tu desdicha desgarrarán mi piel.
En el tiempo de los suicidas me oirás latir, nunca morir, porque pendo del mismo dolor del que tú viviste. Te cedo mis ligeras riquezas, renacerás cientos de veces hasta que superes el ciclo de tu delirio.
¡Muéstrame el camino del dolor! ¿De donde emana esa energía huidiza? Hazme volar lejos de aquí, Dios está impreso en la sinfonía de tu instrumento. ¿Acaso lo presiento? Tus suspiros son látigos que azotan mis párpados exánimes, vínculos con lo ausente. Lealtad a pulsaciones rítmicas, compases pueriles que me cubren de sudor tibio. Somos compañeros de amargura. Quizá… porqué conocí tu historia. Entre los puños escondes la gloria, que sólo despliegas  en tu ensordecedor aislamiento, sin percatarte de tu fallo, pues fácilmente te hallo en estos momentos de locura.
Un hacha de hierro no logró romper tu armadura. Ni la guadaña púrpura te vence, para ti no sirvieran las tentadoras redes de la Muerte. ¿Ante qué desistes? Haz danzar con tu armonía a las marionetas que nos tiranizan. Ambos llantos pueden forjar una sonrisa. Fuimos creados para vivir esta noche.

 
IV

Azulejos azules, diminutos, tal vez miles, te advirtieron. Son la cosecha de un pasado del comienzo…del caos. Entre ellos construí los  letargos de una obsesión, la soga de mis deseos ahorcados, el rencor hacia un reloj de guijarros estancados. Aprendí mucho de mis lamentos, ahora entiendo a los desalmados que se albergan en ellos. Si te prometiese que no son más que obstáculos en la mente, muros ambiguos sin realidad ni razón, ¿Me creerías? Aviva la vista, puedes derrotar tu ofuscación. No le des más vueltas al tiovivo de las fiestas amargas.
Los molinos acudirán a tu reclamo, moverán sus aspas elogiando tu invención. Eres el mensajero de las olas, el coral que adorna los arrecifes de las islas, las esculturas glaciales, los icebergs entre claros y  brumas. Intuirás cuánto te aprecio, porque para mí errarás por siempre más allá de las estrellas.

No afirmes tu presencia, tan siquiera te dignes a girar el rostro, porque cuando lo hagas , zarparé con mi velero fugitivo. Seré como agua y me escurriré entre tus dedos o me evaporaré con las ascuas del Sol . Pero si me bebes a tiempo, estaré dentro de ti, te acompañaré en todas tus andanzas, susurrándole el camino a tu conciencia. Y eso, aunque no me veas…


[Recuerdos y más recuerdos]

Recuerdos y más recuerdos es lo único que nos queda, cuando al fin revive la impotencia de los remotos estallidos que nos obligaron a renunciar. Todo eso es pasado, y no se puede cambiar. Haremos una  atribulada reverencia a las oportunidades que dejamos escapar. Y de nuevo, dos extraños, confiriendo  sollozos cantarán:

“La farsa  alcanzará mis años, y no podré vaciar el  fuego de mi volcán. Adiós, rufianes oscuros, plenilunios de magia y poder, llevadme a otro futuro sin sables ni lustroso oropel. No temáis la agitada añoranza, ni el correr del arroyo a retorcer; disfrutad de todo lo sentido y modificad  el vano laurel.

Cruzaréis lustros sin espacio, la fantasía aflorará en lo que nunca hicisteis. Os libraréis de la culpa, los errores se pueden arar en prados sin precisión, y  sin querer volverán aromas a nuestra ilusión. Mira a tu alrededor, el ciego jamás vio mejor, tejerás nubes con la seda de tus pestañas, barrerás escombros profanos sin someter tu traición. Amigo, nunca fue más claro el rielar de esta abstracción. Experimenta los zumbidos de la ciencia y el sosiego de esta canción”



[Mar. cosmos]

Compañeros en lo indefinido, afinidad de payasos, enjambre de ruines letargos, a eso aspiran los escépticos. ¿Convenio social? ¿Rumor sin letal pensar? ¿Relaciones y orgías entre cárceles de metal?

Máscara quizá de vilezas, ardid de la realeza, aullidos sobre los puentes, engaños que forjan los débiles que anhelan ser fuertes.  Ámalos sin temor, quiérelos sin compasión, por ellos sufriste y sentiste la utópica naturaleza de nuestra misión. Línea continua de evolución, intento de ayuda a una nación, por ello surgimos de Dios.

Algún día toparás con momentos desagradecidos, buenas obras fracasadas, no pretendas sucumbir a la fama. Disfruta del vacío que llenaste al expirar sueños sobre masas informes e inconscientes, considérate afortunado por pasar tus manos repletas de amor y acariciar sus pobres mentes, faltas de ternura. Quizá no devuelvan el bien recibido, tal vez ignoren la quimera con la que les impregnaste; pero siendo mar el Universo, somos la misma materia, partícula de fervientes estrellas, fuente de maravillas y ensoñaciones, arboledas que impregnan de candores la misma brisa…



[El niño que quería ser capitán de barco]

En un paseo por la playa me dejé llevar por la emoción. Deslumbré  la esperanza de un niño que ansia ser capitán de barco. Estaba allí, con los brazos en cruz, sobre unos hierros oxidados que antes fueran cubierta de un navío implacable. Su pecho desnudo, tostado por el sol. Ojos infinitos, rielaban en un lecho sin huellas, en un lugar  intensamente azulado, cual abanico de travesías libres y sin trazos destinados. Rutas guiadas por noches solitarias, con un firmamento salpicado de incontables destellos celestiales. Oscuridad repleta de consuelo, senderos de lo indefinido. Todo aquello mientras el chiquillo me adentraba en su mundo cristalino, puro, sencillo, ligero. Como el potro que atraviesa llanuras perfumadas con su melena al viento, sin parar hasta alcanzar el abismo. Luego, en las alturas, desplegará sus alas, cual aterciopelado Pegaso y se extenderá, fundiéndose con el aire del que surgió.

Amé a esa criatura, porque le comprendía. Y así, le sentí en silencio, embrujada por la ilusión que invadían sus pupilas expandidas…como las mías.





[La niña que se escapó bailando bajo la lluvia}

A través de una ventana, una niña contemplaba la lluvia. Se deslizaba suavemente por los cristales aislantes. Curioso era cómo esa esencia transparente, evocaba todo cuánto ardía en ella. Fogosa pasión, búsqueda precoz de algo mejor, inquietud latente en un cuerpo menudo. Sus padres peleaban en un triste teatro de apariencias. Él la maldecía en voz pausada y entrecortada, le faltaba oxígeno para propagar injurias hacia la afligida ama de casa. La víctima revoloteaba como una perdiz, sin ceder resignación gritaba para que la oyesen los vecinos, acercándose mucho al macho advenecido con un ademán neurótico.

La zagala dejaba que las lágrimas la restablecieran de tan amargos espectáculos. Era crudo constatar que sus progenitores obedecían con la misma sobriedad a este desastre de hipocresía  en el que oscilaba la humanidad. Sola . Pequeña. Indefensa. Antisocial. Inexpresiva. Así la calificaban, así la compadecían. Todo mentira.

La conocí estando en una calle fría, obtusa, angosta y sombría. Debo decir que llovía. Y ella corría con las palmas de sus manos hacia arriba, intentado rozar las nubes, con esa concavidad característica. Brazos rígidos, llanamente horizontales, memorando la cruz de Cristo, le servían para aplacar las gotas vacías. Levantaba la barbilla, mostrándome un cuello de cisne enternecedor, abría la boca bebiendo agua recién vertida. Giraba sobre ella misma. Sus cabellos rebeldes caían formando mechones sobre la frente. Su mirada se perdía donde nadie podía llegar. Se escapaba.

Su figura irradiaba el ímpetu salvaje de los nativos que danzan alrededor de las  cascadas,  siendo su espacio el único lugar que los rayos furibundos esquivaban. Y yo desde otro plano presenciaba una de las muchas maravillas que acontecen y las personas olvidan e ignoran. Enemiga del precipicio que me retenía, la llamé con voz ronca y estridente. Más no se percataba de mis apelaciones. En verdad proseguía drogada, ensimismada en un baile cuya melodía solo ella oía. Huyó lejos de mí, oscilando rítmicamente, dando vueltas, entregada al plañidero temporal. Cuando el aguacero cesó, ya no había rastro de ella. La intensa lluvia borró sus pisadas, ocultándola por siempre, llevándola a un lugar que sólo las sirenas conocen. Quería irme con ella, para no regresar al antro tempestuoso que abrazaban mis días. Todo en vano. Vi pasar los años sosteniendo lo que se me venía encima, aguardando otro único extraño con el que escurrirme, obedeciendo la dirección de las saetas, errando sin respuestas, acechando la migración  de los vencejos, esperando atravesar el espejo y dormir sin despertar. ¿Por qué los compañeros excepcionales ascendían diluyéndose en su virtud, difuminándose ceñidos a un destino mágico y sin posibilidad para mí? ¡Regresad  cobardes, no me dejéis aquí sola! ¡Llevadme con vosotros!










Bendito sea el día en que estoy.
Me pregunto qué hice para que la fiera duerma ahora entre mis nalgas.
Él no lo sabe, pero desperdigo pedazos de “yo”  por toda su piel.
Mis dedos son la regadera.
Porque necesito que alguien viva por mí.
No sé existir.

 Bendigo el día en que estoy, pese a que hoy negar fue mi gran partida.
Niego la vista y el vuelo. Tacho lo único auténtico que jamás llegó a existir.
¿Por qué?
Sólo quiero inventar palabras nuevas.

Adiós amor, adiós.
Yo escogí este final.
Quise morir entre tus brazos.
Y lo he hecho, cansada de mí.

Sólo tú brillas todavía.
Ojalá todo acabase en donde empieza un abrazo.
Y ojalá  naciera y pereciera siempre en ti y sobre ti.
Como si yo fuera tú, pero siendo yo.

No soy, la nada me devora. Mi casilla de horario, un rinconcito donde retirarme.
La rutina muestra sus incisivos.
Siempre lo mismo, siempre diciendo siempre lo mismo.
Yo escogí estar amargada, lo sé.
Pude escoger una historia bonita.
Tú me la has dado.
Yo la rechazo porque soy terca y quiero sufrir masivamente.
En el fondo prefiero quejarme de mi mala suerte.
Prefiero aborrecer las cosas por su sobreabundancia.
Quise dar, nada di, allí se pudren mis manzanas.
Robadme algo, dejadme en bragas, quiero no ser un sacrificio frustrado.

Soy como el agua que quiere dar de beber, sin ser bebida,
Como el mar que se ahogó a sí mismo.
Pude hacer mucho bien, refrescarte las hojitas, limpiar tu tallo.
Pero no.
Nadie bebe agua salada.

Era bonito ser optimista.
Sobre todo cuando la gente me llamaba inocente .
Inocente…sonaba bien.

Pero hoy descubrí que soy torpe,
El pesimismo se reía de mí y de mis pajaritas.
Por eso, hoy, bendito sea, voy a optar por la no-vida.
Y me despediré de mi puro y lindo amorcillo.
Porque, pobrecito, está con la nena más fea del mundo.
Apariencia cero.
Me harté de las ollas con palabras mágicas.
Y de los hipócritas que llamándose poetas
 dicen vivir en la dulce rosa y miel de nenúfar sobre laberinto,
o amor color de hiel, sobre el verde de tu piel,
o sobre el mar yo lloraré con collares de Babel,
o tralarí, tralará, el océano de tu juventud es un triste alud de esperanza,
o tus labios saben a leche ordeñada de dos mil tarros de mermelada,
o moriré porque no me rescató el ángel de tus entrañas.

 Lo que parecía sinceridad no son más que patrañas.
Vivir es inventar mentiras.
Mi nariz crece, fantasmas revolotean a mi alrededor.
Ayúdame.
No dejes que lo pierda todo.
Tu mensaje, lo necesito.
Cangrejito…

Chapotea dentro de mí, cangrejito, sin hundirte.
Dile a tu madre marina que aunque no dio de beber generó vida.
Dile a tu madre ola que tras su infierno de sal vuelan marcianos.
Dime que mi mundo es más espeso, y que del rozamiento de mi materia nacen las alas azules. Y que vuelan mis criaturas aunque no halla aire, como un baile,
Feliz canción de medusas.
En los lugares sin luz mis criaturas lanzan relámpagos, milagros de lágrima.

Dios, a veces parece que uso mi olla mágica.
Sacaré de este sombrero un conejito.
Oh! ¡Mirad, es un poema!

Bendigo el día en que estoy.
Un gran desengaño.
Debe haber un periodo postmentrual.
Pero en el hocico de las focas veo tus ojos.
En las almendras del pueblo de los pimientos, los veo.
En mi ciega vista del espejo, los veo.
Y también los veo al cerrar los ojos y vivir para mi sueño.

Ni siquiera lo planteo, es evidencia.
Te amo sin saber amar, he aquí el mérito.
Eres mi familiar en el mundo raro.
Y más familiar que yo, mi cangrejito. 


   (Es duro dejar la actuación.
Pero en fin, todavía quedan muchas hojas en blanco.)


[Congelado florecer]
Los capullos se negaron a crecer.
Quedaron congelados,
Mustios, apagados.

El color de las alas ya bordado,
Ya  la miel más dulce,
Y esparcir semillas.
Amor soñando,
Apenas bostezando.

¡Falló el tiempo hostil!

Las primaveras palidecieron
como los labios azotados
por un invierno.

Como los huevos crucificados,
Y los abortos mugientes
Del niño que no vio
Salir la luna.

Jamás pudo volar la mariposa
Ni oler su alma en el aire,
O hilar ondas en los suspiros
de las geodas.
Y transcurrieron sin vivir a medias,
Sin rozar el florecer del arco.
Concavidad de vida.

¡Decidme si he de morir
antes de abrir los párpados
y beber prismas!
¡Injusto  cuerpo sin pétalos
 y con espinas!

[Copa de soledad]
Desespero,
Hoy he bailado, entre el vapor de la ducha,
Y cantado, como si al fin esta triste copa de soledad
Me hubiese brindado una alegría.

Y desnuda, ante el espejo, y la niebla,
Contemplo,
Y veo,
Una joven,
Una flor de ancianos pensamientos,
Que se riega a sí misma con sus lágrimas.
Niña vieja…
Creía en las horas coceando,
Abanicos de siempre,
O años,
Mas aún,
Mi piel es tersa,
Pozo de tiempo,
Primavera por fuera,
Y por dentro
invierno.

Desespero,
Hoy un cuaderno de viajes,
Con mi amor he limpiado un lago,
Y repartido sonrisas,
Bajo ese sol dorado que me enciende,
Pero… ay! Ay, silencio!
Si esta sola piedra llorara,
Porque un extraño quizá
Duerme en su espalda.
Y las palabras…
Pareces lejos,
Y mi alma,
En la calma
Resbala,













Amaneció,
Ni más,
Dolor.
Recta senda,
Empinada,
Un bosque.

Te soy,
En ti.

Querer,
(Unir)
Irme
En ti,
Rendir,
O ser,


































He preguntado a la nada
(Y un lugar para llorar)
la necesidad de mis entrañas
(Y un lugar para llorar).
Contradicción, voz encarnada
(Y un lugar para llorar)

Oh, ya sé, mi desdichada,
ya sé que no sé nada.
¡Mi necesidad
es necesidad de aquél
que tiene necesidad!
¡Mi recibir es dar!
Por eso sola
es acompañada.
Y soledad
es hacha.

¿Soy lo mismo que el mendigo,
sólo que el opuesto,
como la imagen alterada
en un espejo?



[Lo que las mentes pensaron y no dijeron. La flor del deseo]


Cuando las persianas descienden,
Rastreo lo que queda de ti en este mundo.

Al cerrar los ojos, quizá mi mente recorra aquellos lugares
Que se impregnaron de nuestros perfumes,
Paisajes de olores  que
Allí quedaron.

Nuestros espíritus se estiraron en aquél  banco,

Revolcándose en quietud, sin prisa, permanencia inmutable,
haciendo lo que las mentes querían y no dijeron.
Del parque, de las cadenas chirriantes, de aquella infancia,
Los cuerpos partían, girando la espalda, de vez en cuando,
Para ver lo felices que fueron nuestros abrazos.


Pero de noche regresaré a aquél refugio.
Esta noche, como tantas otras noches.
Para hacer lo que las mentes querían y no dijeron.

Lo que grita y humedece,
Y crea ondas de calor,
en movimientos de cadera involuntarios,
llamadas,
instintos,
torceduras de tobillos.

Yo sé lo que mi cuerpo pide a gritos.
Es una imagen, curiosidad animal.
Nosotros vivimos en ese espacio.

Incontrolable, tu miembro hinchado a media luz,
Escalofrío,
La encarnación del ansia..

Y yo te invito,
A hacer lo que las mentes quisieron
Y no dijeron.

Te deseo

CUERNOS


-         ¿Quién es ella?

-         Es una poetisa.

-         ¿Qué es una poetisa?

La pregunta quedó en el aire.


Se abofetean las arrugas porque seas tú, vieja mujer veinteañera, el recodo gris de la ciudad ambarina. Y se mojan mejillas sin querer porque seas tú, móvil andante, el presagio febril de las Lunas ocultas.

¡Poetisa de poemas rasos, deja de ser poetisa para empezar a serlo!

Los látigos destrozan toda rosa que bajo tus dedos emerge, y en el añil color de tu efigie nocturna el agua corrompe mi canción de cuna.

Seas tú, inmenso culo, pechos que penden como espárragos flácidos.
Yo te imploro, imperfección, imperfecta belleza, voz distante (Italia fue un buen comienzo) que embelesa al imbécil con pies de barro.

Eres la astilla.
Eres la astilla.
Eres la astilla.

Olvidaré tras mi estela lo que en aquellas tierras viví, el águila huye de la sarcástica noción de amor, lejos, lejos, yo, potencialidad de ermitaño, años de rencor inmundo; adiós templada pasión, pudiste ser una bella gloria…

Arden hectáreas de paraíso perdido, triste final para el cuento inocente.

Pudiste no llegar a ser tú, lenta muerte.

II

Albergue otro pecho la voluntad de poder, madre.
Me has traicionado.

Tú buscas esculturas, columnas de torre marfilada.
Yo sólo un bosque, árboles de templo silvestre.

Te amé a ti, escogí tus ojos.
Sin embargo, ahora te digo que jamás te quise.
Querer no es amar.
Amor por el amor mismo, nada más.



III
Sencillez,
Sencillez y serenidad tostada.

Y preferiría estar en brazos de un humilde pastor,
desconocido viajero con el que compartir mil puestas de sol.

Yo no deseo a ningún hombre.

Deseo libertad, palabras fabricadas con viento.

Muera un abrazo si con una voz puedo alcanzar la verdadera pureza.

Lo imagino.

Todavía te espero…





 

CUEVA DE LAS NO-MARAVILLAS

 

Entrando en la cueva de las no-maravillas fueron esculturas de hielo,

catedral consagrada a Satanás, fruto del arte que nace del odio y la venganza..


Por dios, que odio.
Odio a lo que antes fue un Amor.

Contemplando el cadáver del inocente niño que fui, vista la sangre que emana del ángel cuyas alas han sido arrancadas.
Por ti, egoísta antifaz cambiante.
Por ti, si hubo algo hermoso que no fuese mero interés por tu parte.

Alas rotas negrean el suelo de las no-maravillas, tierra que arde cada vez que regresas para recordarme el día de mi Muerte.

Silencio.
 Soplo junto al viento para olvidarme. Ignoro que me estás mirando.
Ya no estás si cierro los ojos, y no te veo. Adiós.
 Húndete en tu agujero, los polvos mágicos se agotan tras mi partida.
 Se deshaga lo que antes fue un Amor.
Se pudran las figuras de barro y las miradas azules.
Se desvanezcan los iris grises que pretendían ser verdes.

 La Amistad es gasa confusa que desmintió ser hija del buen sueño desnudo.
Eres el asesino traidor que acaricia a los lirios para después corromperlos.

Déjame volar libre. Regrese la paz de las notas musicales.
Contemplando el paraíso de los sentimientos occisos, aprisionados  tras la muralla inmensa, sin llave ni puerta, en algún lugar cercano a las tinieblas.

 Seguiré pensando desde mi cueva perdida, a través del opaco cristal que observa sin ser percibido. No volverás a verme. Seré viento, seré ráfaga que tarde o temprano sopla por la espalda y revuelve el cabello.

Quizá espíritu que llora por haber fracasado, quizá cuervo que fragela en la humedad de las oscuras paredes de Ningún Lugar.En la cueva de las no-maravillas.
Dentro de una frágil construcción de palillos punzantes, llenos de astillas…

No pude resistir el puño de los tiranos disfrazados.
Abrazaré a mi angustia.
En la hierofania del místico que se inclinó para cosechar cadenas en vez de flores.  
Por dentro… tengo algo dentro.
Por dentro…
Si dijeses que llega a tiempo Amor regresaría.





II

Tu mundo blanco está contaminado. Lo has llenado de bajas pasiones, y humo,
y millones de menstruaciones febriles. Que seas feliz en tu vida como adulta.


Soy una mala persona . Expiro el aire que tan profundamente aspiré.
Alas rotas, cueva de las no-maravillas,
Muerte, Muerte … Quiero perecer en la bella cruz de mármol.

Cada vez que hablas llueven serpientes.
 Envenéname si así lo deseas, mata al  inocente con el puñal del fin egoísta.
Hazlo…pero asegúrate de no arrepentirte después.
 No quisiera que mi alma se viera arrastrada por el llanto de Tu Gran Fallo.
 No funcionó el Amor.
 ¿Lo hará el Odio?


III

Entreabrir los ojos y despertar dentro de mí mismo.
Encerrado en mi odio, en las no-maravillas. 
La cueva del perder inmenso.

Era gris.
Era oscura.

El Odio es fuerte.
El Odio es poderoso.
El Odio es fuego.

Aprovechar la corriente.
No reprimir.
Fluir.
Ya…
Sí…

Es una fuerza de provecho.
Transformar la ira en escultura de hierro, o armadura, o yelmo, o acero…
Para después volver y poder luchar.

Transformar la rabia en arte. Eso hice.
Modelar figuras con las corrientes de energía que manan del caudaloso infierno.

IV

Belcebú en su agujero eterno se convirtió en artista.
 Concentró su ímpetu maligno en palabras, y días, y meses que se mezclan en un instante. Las llamó “Su Obra”.
Las besó.

Y tras ello salió de la cueva, y de sí mismo.
Vio Horror fuera.
Vio Miedo
Dolor
Orgullo.

Todos huérfanos.

No-maravillas compartidas.
En rutina, en calles, en cielos nublados.
Sin soledad, sin lugar, sin refugio.


V

Alguna vez se enfrentará a su Odio, humano, limitado, temporal.
Mortal, opuesto a la escultura.

La fragilidad del ser, las circunstancias y los velos. Consuelo es estar ciego para saber que aun así hay luz. E imaginarla, sentir su calor, la tibieza, el Amor…


VI

 Sobrevivirán las armas tras las guerras, pero no los hombres…




De lejos.
Te sé de lejos.
Jamás te huelo tan bien como cuando estás lejos.

Y siendo una, te veo en la prolongación de mi deseo.
Ansío túes.

De lejos, eres aroma volátil, de ti me hincho.
Yo una, pero a través de miles de túes.

Retina flexible, tú estás donde ella cede.
Mariposeas entre el licor de esta noche.

En mi tejado de niebla miraré a lo lejos.
Como siempre trazaré una línea recta de mí para ti.
De mi tararear brotará la paloma mensajera.

Hablaré.

Donde estés, mis nanas te mecerán, contigo.
Cuando la ciudad duerma, flotante camisón blanco.
Giraré volteando, pensaré en las sirenas del aire,
hasta allí llegue mi plegaria.

La ciudad en su pueril belleza durmiente, cederá.
Tierno bebé chupándose la pipa.
Dejando el rastro de un piano.

Espacio de aire entre nosotros
de  lejos,
volemos en sueños,
atravesando visos añiles,
hasta ese encuentro oscuro,
en el que sólo somos una luz.

Y mueves los brazos
desprendiendo luciérnagas,
y  agito yo brisa en los pulmones,
en el cada día más feliz de cada día.

De lejos, pensemos espectros de nosotros,
hologramas de tiempo, futuro delante nuestro,
estanque, cuatro y media, cuac- cuac.

El pato sacude las plumas de sus nalgas,
Te fabrica una almohada…
Porque entre tu corazón y el mío sólo corre el aire.
  

 


[La mujer que dijo llorando ante la cámara]

Tu sabrás qué decir cuando alguien se preste a oírte.
Coge el micrófono, ten el poder.

Imagínate ante un auditorio de doscientas personas. Un tablado sirve de escenario, gran teatro del mundo, y …¡Dios! dílo.

Te lo dicen aquellos que no pudieron, porque la fría palabra era lanza y veneno.
Haz aquello que los fantasmas arrepentidos reclaman.
Tuyo es el grito.

Sólo el grito será entendido por las bestias.
No les hables en una lengua extraña.
El grito, la universalidad de lo esperado.
Dílo.

Grita y deja que el eco te persiga. Entona todas las voces mudas de una sola vez.
Créeme, Sócrates moriría mil veces para decirlo.
Sólo la verdad trae libertad.

Un día el azar me puso a presenciar a una mujer revestida con los tonos de la guerra. Porque entre el blanco de la paz y el negro de la muerte todo son grises.
Ella estaba ante una cámara.
La cámara le pedía voz.

Podríase postrar la esperanza de un diálogo emotivo pero incomprensible,
 Lamento extranjero,
Entonación medrosa .

Sin embargo, ni una  palabra sola pronunció.
Lloró.
Y en cada lágrima vi una película de hechos trágicos.
La universalidad de su llanto estremeció aquella parte de mí que no utiliza vocablos para pensar.


No sé.
Yo sólo tengo fe en las cosas.
Dílo.



[Cuando imaginé que tendría una hija con el primer amor]

“Dios te salve, María,
llena eres de gracia,
el Señor es contigo;
bendita tu eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto
de tu vientre, (…)”

Érase una vez …

Esperé a que tú me llevases a aquél banco, ya fuese de tierra o madera, pequeño sol, como quien sopla para hacer navegar al inquieto navío de papel, mi dulce osito, abrázate a mis muslos y cae rendido otra vez más… Sí, restriégate tus lindos ojos, niño travieso, yo sé lo que quieres…

Duerme, duerme…

Y si las persianas descienden, puedo imaginarme en la oscuridad con qué paraíso sueñas ésta vez; debe ser… Deber ser…una llamita que inflama mi vientre, una risita que trota por casa, nuestra hija, el milagro que precede a los cuentos de hadas y princesas, con sus apuestos príncipes; lo sé, mataremos mil dragones antes de verla nacer…Pero esa llamita ya alumbra, se desvive para dar luz  a la estrella más tierna del mundo…

Ya me precipito a pensar en un…ni que fuera una triste y plena palabra, algo así como…una estrofa que brota, una rama del árbol anciano, después de aquél te quiero que ya me inundó, río mío, manantial de infinitas aguas, todas las alegrías flotan sobre tus mareas sagradas; ni que fuese un exhalo confundido con un par de vocales, o una sonrisa que muere en un sonido de garganta; dílo pequeño milagro, dílo mi niña…

… mamá.
…mamá.

Mis pechos son tuyos, escultura de leche azucarada, mi pureza ¡Oh, llamita! Dime algo grande, muy grande, un ideal de infancia, un loco sueño de vuelo, porque tan bella eres hija mía, que hasta las golondrinas cederán sus alas para que tú flotes, a tu paso llorarán todos los cuentos, felices de hallar entre tus párpados el final que se merecen. Habla, habla, dondequiera que estés ahora, seguro que invisible me miras desde tu casa hecha de olas y rocas, …

Él, ahora estará enseñándote a bailar sobre el granito, tu querido papá… Verás a un hombre con los pies enormes, cangrejito con miles de poemas para ti, preciosa, porque eres nuestro gran regalo, porque de lo más hermoso has nacido, hija del amor, de la luna llena, del bosque, de sombras que desnudas pasean por el eterno valle del encanto; allí se reúnan todas mis debilidades, ahí derrita mi corazón. Cedería toda mi alma para que tú moraras, vida mía, pequeño universo…Pasearás por esta playa de la mano de mi gran guerrero  plateado, y yo te miraré desde donde lo hace el mar…

-         Grrrrrr

Sssss, escucha a tú papá. Gruñe como un animalito. Otrora se restriega contra ti, llamita. ¿Le explicas alguna historia? ¿Qué tramáis vosotros dos, eh?

Ah, él quiere hacerte bailar sobre las rocas. Espero que no seas tan torpe como yo, angelito, aunque confieso que seguramente elegí ser un desastre para que este tipo de pies grandes me llevara entre sus brazos… Y así te acariciará la cabeza con sus nudosas manos, y te besará como quien halla frente a sí a una criatura divina…

[Eco de almas]

Eco de almas


Era escritor profundo, no obstante, de pocas ideas. Solitario, algo misántropo. Una sola persona habría bastado para cambiar el rumbo de la saeta que giraba sin descanso empañando su mente, cercando caminos por los que aventurarse. Y es que, oculta bajo la evidencia de unos ojos inevitablemente oscuros y azabechados, se derramaba algo inefable, demasiado hermoso para ser alcanzado y comprendido por nadie. Sin más amigos que su propia sombra, paseaba distraído de vez en cuando, bordeando el arrebato de las olas serenas de la playa, surcando la estela que pronunciaba el sol recién nacido sobre el mar gris perla que precedía al amanecer.

A todas horas tenía deseos de crear un agujero en el que verter su alma, de volcarse sobre una meta, de dedicar su existencia a un solo motivo que mereciera la pena del sacrificio. Necesitaba a alguien, desesperadamente.

Súbitamente su corazón empezaba a hablarle. Éste era demasiado grande para su cuerpo enjuto y comprimido. Latía con demasiada fuerza, sin prisa, a un ritmo constante e inalterable.

-         Hace tiempo que no me acelero. ¿Tan acostumbrado estás al mundo que has perdido tu entusiasmo? ¿Cuántos lustros llevas sin estremecerte? ¿ Y la ilusión?

Susurraba imperceptiblemente, con una voz entonada por el recorrido del aire que expiraba. Sumamente difícil sería describir aquel hálito distinto, creador de sondas llenas de sinceridad concisa. Se conjeturaba a sí mismo como una realidad sin sentido, como un laberinto sin muros  que lo precisaran. Variable como las dunas del desierto, infinito como la arena del suelo que pisaba…

-         Nada. Soy incapaz  de percibir una sola agitación a mi alrededor. Es época de ensoñación. Dedicaré estos meses a una frondosa introspección, dentro de mí… otra vez. Necesito volver a mi interior para aclarar todo lo que allí resta enmarañado. ¡Quisiera recostruir mi vida! Sufiente aprendí de los errores. Tejeré nubes en donde yacen sepulturas borrascosas.

Empezó a escribir pensamientos sin significado, dispuesto a liberarse de sí mismo y de su propio destino:

“Pronto cerraré la seda de sus pestañas, sellando así horizontes ajenos.
Hivernación en el mes de Julio. Pronto se humedecerán los ojos de alguien. Los míos, los tuyos...
Temores infundados hacen que el hombre destruya lo que estorba su ambición. No importa... Sólo deseo alzarme de nuevo sobre las rocas.

-         Soy escoba que barre la tierra de tu jardín. Escúchame y dejaré de hacerlo. – dijo la lluvia.
-         Eres eclipse  que oculta la evidencia del solsticio de verano. – respondí .
-         ¡Qué ulular más inconexo! – agregó el huracán...


Iris expandido por prismas que filtraban la luz del sol deja un destello de siete colores. Es iris sin pupilas. Añoro los puntos negros de sus ojos oscuros, culpables de su corrimiento de retina.


-         Te quiero – respondí.

Corriente vertical abraza a la gravedad con su atuendo escurridizo. Él la llama cascada. Para Sianah es una cortina de agua mortal, afilada guillotina que codicia cortar limpiamente su cuello. Tajo azul violáceo, brecha- surtidor de sangre escarlata.

-         ¿Por qué lloras?- dijo él.
-         Me has matado.


Árboles enredados se retuercen para escurrir su última gota de savia.

-         Estamos enamorados - dijo él.
-         Te creo, aunque seas mi asesino.

Las hojas juegan arrulladas entre las ramas y las arboledas.

-         Te quiero- respondí.
-         Mientes luego existes.
-         Los cadáveres no pueden hablar.
-         Soy nadie. Soy vacío.
-         Gracias. Te quiero.
-         Tengo sueño. Hace frío.
-         ¿Cuándo moriremos?
-         Duerme...
-         Te quiero...
-         Duerme...

“Galán de noche” abría lentamente sus florecillas blancas y perfumadas.

-         Han llegado las hadas. –respondí. – Todos volaremos hacia su país eterno.
-         Gracias. Te quiero...

Sianah está crucificada. Sus brazos están estendidos sobre el gran roble que hay en el Baixador de Valvidrera.

- ¡Adiós pobre ilusa! ¡ Adiós gemido embarruntado por estas palabras diluidas y difusas!


Desde el cielo, Elohim lloraba de emoción. Dios le había preguntado:

- ¿Cuál ha ha sido el día más feliz de tu vida?”

Él no respondió. Pasó varios siglos sumido en el aroma de sus propias lágrimas. Sin embargo, recordaba a Sianah, y el día en el que le había susurrado al oído que le amaría hasta el fin de los tiempos.

Y como unidos por una fuerza extraña, ambos suspiraron.

- Inefable...




[El arte del sacrificio]

Ella era perezosa. Le gustaba el Arte…
Vio a su madre remangada, fregando con un mocho retorcido, limpiando toda la casa, al ritmo de la sintonía, como bailarina que danza junto a su escoba.

Mary escribía y dibujaba. Le gustaba la Belleza.
Pasó dos horas arreglando su habitación, pensando que era una obra artística en potencia. Al culminar el cuadro, suspiró fatigada, tumbándose en el sofá rinconero del comedor.

-         Si la mayor parte del tiempo la ocupamos comiendo, limpiando, durmiendo y trabajando… ¿Cuándo podremos pensar en lo que amamos? ¿En qué escaso e intenso instante vivimos de veras?

Su madre sonreía.
No pudo estudiar de niña, porque era mujer nacida en el seno de una familia machista.
No pudo dedicarse a su sueño: el de ser diseñadora de moda.
Entregó su vida para que sus hijos pudieran ascender,
Para que sus hijos se preocuparan lo mínimo de comer, limpiar, dormir y trabajar…

Mary lo comprendió, y lloró amargamente.
Mamá se acercó cariñosamente, le enjugó las lágrimas y dijo:

-         Venga, no seas tonta. Yo soy feliz así. Tuve hijos porque quise. Cuando seas madre lo entenderás. Eres demasiado sensible, princesita mía.
-         Pienso en aquellos que se sacrificaron sin que nunca fueran considerados. El abuelito fue a la guerra para que el país fuera libre. Papá trabaja en algo que no le gusta para que los tetes, la Zaza y yo estudiemos.
-         Pero nosotros estamos satisfechos de daros lo mejor.

Mary prometió que ella también se sacrificaría por Amor algún día.


[Te canto a ti, madre]

Te canto a ti, mujer, porque yo te sé preciosa.
Porque sueñas y pendes de un anhelo pueril, y entre cristales te ves: cenicienta.
Porque las gentes sólo parecen mirar a aquellos a los que tú sirves.
Y sin embargo, reluces por ti misma.

 Tu matriz fue la flor de la que libó la abeja; responsable eres de toda la miel de este mundo, madre.

Madre, el mayor cargo, hacedora de milagros.
Yo te canto a ti, madre, cuando ante mí pasas presurosa con la cesta de la ropa sucia.

Ya puedes fregar escaleras,
Tu pensamiento creerá estar  acariciando cromosomas. Peldaño a peldaño ascenderás por la cadena de ADN, y junto a los diminutos orígenes descifrarás el código de la vida.

Y cuando tiendas las sábanas, ya reposará tu alma junto al lecho de tu amado hijo, el hijo que con su dulce voz dirá: buenas noches… Y tú lo arroparás; a través de tus cuentos él creerá ser príncipe, con sus manos cogerá estrellas, y entre tus brazos  olvidará lo que es el miedo…Porque quien bebe de tus pechos, oh madre, cree en la inmortalidad.

O bailarás mientras ases con fuerza aquella escoba, tú y la música que se engendró en tu latido (yo la escuché, es el ritmo del ser).  Cantarás en la cocina del amor más puro, porque tú, madre, eres el regazo de mi respiración.

A través de ti y tus tareas he aprendido muchas cosas.

Mientras te ayudo a limpiar   siento que todos mis conocimientos se retiran el polvo, para brillar más claros que nunca. Al ordenar los objetos de las estanterías, también clasifico todo lo que mis maestros me han ido enseñando, y así veo finalmente la belleza de una habitación dispuesta en armonía. Una vez recogidos los trastos y tirada la basura, ya puedo dedicarme a mi arte, madre: porque ya no me duele la cabeza. Y luego reconozco que cuantos más objetos hay en una casa, mayor es el tiempo dedicado a organizarlos. Así aumenta nuestra responsabilidad a medida que nos hacemos más sabios.

Mis cuadros no serán más que ideas, altas ideas de vuelo, ideas por las que vivir y morir, si es que la libertad nació de la esclavitud, así como la vida nace de la muerte…




LLANTO DE NIÑO VIEJO

 

No te vayas…

No navegues en el diáfano velero de la Muerte.
No todavía. Te necesito…
Necesito escuchar tu Historia,
 beber la vida en tus senos como lágrimas de leche
ante el llanto del niño viejo.

Dime Mamá,
si algún día con tu dedal
coserás las olas del mar uniéndolas a la orilla
con tus finas manos de costurera.

Dime si al morir,
 tus cenizas volverán
el océano más gris en invierno.

Dime si al buscar la pincelada del horizonte,
 distinguiré los surcos de tu hilo
 y en los amaneceres lucirán todas tus agujas
como orlas de luz que tiemblan ante el rayo.

Es triste estar solo,
Sin un regazo que mezca mis miedos
y los abrace antes de arroparme
Solo, solo, solo…

Vivir para seguir viviendo,
Comer para seguir comiendo
Morir para seguir muerto.

Jamás llegué a crecer,
 ni quise hacerlo,
 trepando por el sedoso túnel
de tu cuerpo,
mariposa abierta,
tiempo,
me retuerzo hacia tu luz…

Niño viejo,
Jamás entendí la rutina,
ni los bares,
disciplinas,
orgullos, pasiones,
y los entonces…

 La vida es un cuento, y mamá me arropa  cada día tras explicármelo.
Ya puedo volar, tener sueños bonitos tras su beso de buenas noches.








  [Dos mendigos y un paralítico]

Trinos de pájaros que paseaban a su vera predicando melancolía.

Se acercó un mendigo con el rostro del hedor.

-         ¿Tienes fuego?
-         No.

Un cuarto de hora más tarde llegó un segundo mendigo con las manos del hurto.

- Tengo el SIDA. Pero tranquila, ¡No tengo piojos!

Ella pensó que eran preferibles los piojos al SIDA.

-         Dame dinero.
-         No.

En tercer lugar se aproximó un paralítico. Ni su rostro era el del hedor ni sus manos las del hurto ¿Por qué? Porque aquellos que no sienten las piernas, ni el tronco, se concentran a sí mismos en los ojos.


[Llanto seco]

Llovió ese  estar triste por no estar alegre.
Sentí que mi camino y el del mundo era el mismo.

Todos los colores que se disfrazaron de blanco y negro florecieron.
Y sus ojos eran la ventana de un niño enamorado del paisaje.

[Payaso llorón]

Tras su mueca risueña lloraba un payaso.

El amor es una hermosa obsesión por cuanto te rodea, mientras tu ego alza la mano para despedirse…

Somos como un ataúd.
Relucientes por fuera, podridos por dentro.

Ojalá algún día cayese el velo de maya, y brillaras como una virgen, pequeño bufón.
Ojalá pudieses llorar con la facilidad de la nube.
Ojalá se posara en tu mano la verdad en sí, sin la deformación de tus gafas.

Nos costará comprender la dimensión de una mente. Sin embargo, de nada sirve desenterrar al cadáver para adivinar que tras la tierra húmeda se hospeda un difunto.





Escritura automática (Experimento)


(Antes de empezar a leer, pensad que esto no es más que un experimento. ¿Habéis oído hablar de la escritura automática? Sólo sé que no sé nada, tenía sueño, eran las tantas, y las primeras voces que solemos oír cuando el cansancio nos arrastra empezaron a hacerme escribir sin ordenar demasiado. Un resultado caótico, surrealista…La mente desvaría, el mundo se convierte en un absurdo, y entonces perdemos los mandos… )

¿Qué es el “cuerpo”?

Si nos alcanzara la potencia destructora de un misil, mutilándonos las extremidades, esparciendo en pedazos de carne lo que somos, sin llegar a robarnos la vida…¿Qué seríamos?

Y si de noche piensas que es de noche, y si en sueños piensas que es un sueño, aquello que ves no es real, y dominas, y despiertas dentro del sueño, y puedes comprobar lo que somos. Nuestros caminos internos se abren cuando abrimos los ojos teniendo los ojos cerrados. El tic-tac riega de fondo lo que es un río, o un tiempo que no existe.

Y sólo te riges pasivamente por un ritmo. Eres torpe, pero tecleas con ese ritmo, ¿cómo es ese ritmo?, tu cuerpo también se mide por un ritmo, un latido que lo vive. Eres vulnerable al ritmo, te gusta dejar llevar por el ritmo. Tú eres el ritmo.

Fluidez. Dejaste los ojos fijos en un punto sin pestañear y los viejos te dijeron que silbaras a tu abuela. Pero sin querer, se volvieron profundos, verdes, como los ojos de un psicólogo, como la ventana del sufrimiento acusado que después conoce a una chica y se calma, y saborea al fin lo que merece tras tantos años de sufrida soledad e injusticia.

Lo que no sabíamos era que otros cuerpos nos regían. Que nuestro éxito físico fue precedido por un cierto  dominio de otros planos inmediatamente elevados.

Ahora se escuchan pasos. Pasos de humanidad bautizada por petróleo y calles. Pero continua el ritmo. El silencio es un zumbido.Pero continúa el ritmo. Y caminamos con ese ritmo inconsciente que nos arrastra. Porque nuestro vehículo se desliza por una vía resbaladiza.

Los dedos siguen escribiendo algo que no digo yo pero que tal vez digo. Estoy abriendo una puerta tras la cual se encuentra el objeto buscado. Es una llave.

Tu sabes que el mundo de los vivos no llega a ser totalmente real. Nos creamos ilusiones que confundimos con lo trascendental.

La realidad es abstracción.

Nuestro ansia de explorar a menudo nos arrebata el amor. El viento parece nuestro resoplido de espíritu. El espíritu es aire con resoplido del universo.

Quizá dios existe. Quizá todas las lenguas no lleguen a la verdadera manifestación. Como la diferencia entre la raíz y la copa del árbol.
Solamente sangre. Dejemos que circule la sangre. Más allá de la sangre vemos energía. O el sonido de un arpa.
Cuando salgo sin salir de mí, simplemente la conciencia da un salto, creo que un zumbido de transforma en MÍ, y ya no soy una silueta, sinó una vibración.

La música se vuelve suave. Se transforma en una sábana flotante. Tras la sábana aparece la piel de una mujer con el cabello ondulado. Es tan bella… como la Gran Madre.

El suspiro… el suspiro que remonta el desierto se convierte en un desfile de niños agudos. La marcha parece alegre bajo el sol, una procesión, un eslabón. Transportan piedras sobre los hombros. Como máquinas.

 Y tras todos los yóes flotantes pervive el lago del Amor, y  él posee un turbante, para que el sol no estropee su primavera azul, y él es un muchacho, que hizo devolver el instinto, por eso no controlo mis sueños, porque lo veo y quiero procrear con él , pero sé que no es bueno, porque me desvía de la vía resbaladiza.

¿Dios existe?
¿Existe esto?

¿Y si es una sombra? ¿Y si el lector no conoce que está aquí para dominar la materia, y a partir de su propia materia elaborar otras más efímeras?

Todo muere tras la marcha militar, y las sirenas carmesíes, y las campanas del reloj, o las voces familiares pero incomprensibles que abrazan a cada uno de los idiomas.

***

Experimento nº 2: Loco

(Antes de lanzarte de nuevo piensa en un pobre hombre que descubre que no es libre, condenado a la prisión de ser él mismo. Una burbuja aislante le aleja cada vez más de las normas sociales. Todos pensaríamos que…está loco, que es un pobre loco rematado, que escribe porque está tan chiflado que no conoce la vergüenza. Mientras todos los demás “bultos” viven felices su historia personal,  él ha dejado de sentirse vivo y necesitado, precisamente por pensar demasiado… )


Poeta quiso ser gaviota, poeta tuvo fe en todo menos en los hombres, una noche poeta tuvo un sueño, ese sueño que enloquece a los vivos, soñó poeta con un lugar mejor que éste, poeta soñó con libertad, y libertad era una pequeña puerta que conducía a un estrecho mundo entre paredes, y libertad era prolongar el alma allá donde se posaba la mente, y libertad era labrar con el corazón en las manos, y libertad era dejarse llevar por aquella voz que nos hace profetas, y libertad era niebla de amor, lluvia que baña todo lo que contiene en sí un ala.

Algunos creen que ya no volvió a ser el mismo.


Esta la historia de un narrador que quiso buscar un paralelismo. Y de su mundo absurdo nació una escalera. Peldaño a peldaño, fue ascendiendo y llegó…

¿Hacia adonde?

Hacia blanco manchado de líneas. Blanco que se convirtió en vastas formas, perfiles de sombra, porque no existe el color.

Es un mundo raro. Un mundo familiar. Un mundo para dar explicación a otro.




Está sentada en una roca lunar. Luna llena de poros, como una naranja. Un cráter, harina sobre mármol, esfera de plastilina.
Hormigas con paraguas caminan sobre los cables de alta tensión.
No.
Caen para formar un do.

***


Oyó voces que manaban del gris.
Contaban cuentos sin utilizar nombres propios.

Gris-     Existen tribus ancestrales que tienen prohibido pronunciar el nombre de su Dios.

Ella-    ¿Por qué?

Gris-    Porque creen que condensar en un vocablo todo lo que supone lo divino, sería como enfangar el cielo.


Mundo de arriba.

Que tu pluma escriba muchos cuentos, y que a la vez vuele, formando parte de un ala.

Huella lunar.


Sócrates sopla, su perfil griego zumba cercano a la cicuta. Los lápices tienen cola de pez. Gota a gota cae la esencia de la rosa humosa, se forma un charco, y olas; de la ribera bebe un reloj de arena con cuerpo de mujer. En lo alto rezuma un triángulo, en su vientre reposa un óvalo. A la izquierda,  polvo de números,  y un espacio sobre el que inventar.

Continuemos creando.
Temblor de pulso que traza líneas. Cada línea enredada se arquea para dar lugar a una forma. El niño sonríe mientras pinta.


A-      Habrás de  escoger entre estar sola o ser vulgar.
M-      Prefiero estar sola.
A-          Es lógico. Yo también.
M-              Pero la gente se me acercará. Y se harán vulgares en mi presencia.




           
[Sueños de paso]

SUEÑOS DE PASO


Al fin, tras mirar  los ojos de tantos bebés.
Tras preguntarles ¿Dónde has estado? ¿Nos cruzamos antes de nacer?
Tras buscar los secretos de la vida en sus acaramelados silencios…

Ayer pedí a mi ángel de la guarda que me orientase.
Y del corazón de la noche sus manos me ofrecieron un sueño.
Esos dedos invisibles, como pétalos de rosa, que nos ponen el lápiz y el papel delante.
Empeñados en que seamos escribas de la historia.

Quería ver al fantasma de quien siempre hablaba.
Y vi a un niño con apenas medio mes de edad que me sonreía.
Y era azul, con su contemplación abierta.
Y estábamos en un lugar violáceo y púrpura.
-         Eras un cóndor.- dijo.

Se movía gente desconocida entre nosotros.
Mujeres malvadas, asesinas de animales.
Éramos infinitas almas torno al desnudo de vivas carnes sonrosadas.

Y tú, con esa negra gabardina, me esperabas en la puerta.
Pasaron los años. Desapareciste.
Seguías en mí.
Te amé como quien ama la fragilidad de una nota musical en el aire.
Te amé besando a otros en los labios.
Tú y ellos podríais ser el mismo.

Ayer pedí a mi ángel de la guarda que quería visitarte.
Y decirte que sigues siendo una obsesión (pero callada)
Si se respira suavemente, parece que salga de mí.
Y noto el calor y el frío eléctrico del raro despertar.

Nuestros subconscientes pasearon por mi habitación.
 Señalaste mis pinturas torpes, y dijiste:
-         Este es el verdadero Arte, el mudo que canta, con luz … 
El cojo que pasea por la orilla del mar.
Y la línea de su pisada queda, ahogada por la sal, como sendero purificado.

A mi espalda flotaba el espectro de mi máximo esfuerzo.
En el suelo, vi sombras del futuro danzando.
-         Gírate.
Y volé hasta una playa en donde un hombre moreno se paseaba con su dulce hijo.
Eras tú.

Y la playa era el desierto, y el mar eran mis lágrimas.
Y bajo dunas y Sol somos.
Y bajo estrellas y Dios
… te llevo.

Y la voz de la Realidad, un padre que quizá en lo absurdo, o en simbolismo extraño, agrega:
- Lávate las manos y el flequillo.

Y bien porque la grasa de un mechón desordenado corre la tinta de mi frente,
O porque las manos se mancharon del polvo de libros viejos,
Agua clara limpia la nueva estación del amor entre nubes.

Hubieron goteras en el metro.
Y las cloacas estallaron inundando las vías y los vagones.
Atrapados en la civilización sin Sol.


Los paraguas ya no frenan la lluvia.
Ahora aprovechan el fuego del aire caliente para elevarse sobre la tierra.

Quien quiera que fueses,
Caballero de azabache,
Eres mi claridad….

Y si levitan los años y los cuerpos,

Algún día…
Algún día…
Algún día…

Será Hoy.





[Hay quien tuvo dos sombras]

Reía a carcajadas cuando leía las necrológicas de sus vecinos. Reía viendo a la humanidad llorar y retorcerse de dolor. Reía intuyendo que ganaba años y vejez.
Reía, reía, reía …

Pese a que en el fondo, lo conocía todo sobre el llanto. Y entonces su sombra se encogía, prácticamente un ovillo.

Palomitas de maíz.

Estuvo prieto. Sin poder circular libre por el universo. Ni atravesar paredes, ni pintar paisajes en los edificios, ni añadir plumas (o  risas) a la rutina de su feudo.

Era espectador del necio, la mentira, el susurro y el bufón.


[Mar y cielo]

Mar, mejor te iría siendo un espejo de sal
donde pudiese contemplarse el cielo como  Narciso,
y ahogarse entre tus aguas…

La moderna cenicienta

En mi mundo las calabazas se convierten en carruajes. Mis sandalias rotas son zapatos de cristal.

Hacer lo que nadie supo hacer en un lugar Lejano
llamado Realidad.

Pellízcame.
¿Esto es un sueño, verdad?
Dime que está permitido tener los zapatos cambiados,
Que aunque  mis pies se arrastren en el cemento,
 donde el aire fluye no me sirven porque el viento es capaz de transportarme.

Iremos al país de los Pegasos Blancos, en nuestras camas futuristas.
Nos inventaremos nuevos mundos. Si tú quieres…

Vivir es duro, me ata el Amor, pero yo quiero ese Amor, sin Amor no hay Vida.

Los monstruos moran tras mi espalda,
y son Miedo.
  


[Un hombre]

Un hombre…¿Qué es un hombre? ¿De qué está hecho?
¿Qué es lo que nos hace únicos e irrepetibles?
A saber… Con un paseo, observé caras distintas, jamás vistas, y quise indagar en el fin común de todas ellas.

¿Qué compartimos? Una especie, quizá un sueño, una meta, un rincón absurdo en este paraje llamado existencia. Vivimos, quizá eso sea lo más importante, que La vida es, que somos, y que también hay algo más allá de nuestros bultos, vida más allá de la vida…

Empatía… es la capacidad de dejar que otra sangre irrigue tu carne.
Quizá compartir un llanto, o una sonrisa; tal vez forjar una tristealegría…
Si creyese en la eternidad, diría que un hombre contiene en sí a todos los hombres.
Si por el contrario mi fe  fuera nula, me conformaría con pensar que un hombre es todos los hombres en potencia…

De ahí partiré, diciendo que cada uno de nosotros ostenta en su corazón un gran deseo, anhelo innato que lentamente se adormece con la llegada de nuevos años, repentinas ideas de “imposible”: el niño deja de ser niño, olvida, teme. Se llama desengañado…¿porqué? Pensad en sus sueños pisoteados, o los amores que igualmente se consumieron, cadenas de acero ya oxidado, vejez de mujer, azarosas cruces que sin querer construyeron con sus manos temerosas…

Ahí quede, ahí quede eso y mucho más.
IDEALES, quizá infinitos. Ficción antes, Realidad de ahora.
Todo sea sólo para alentar a los que olvidaron su gran deseo, el deseo de ostentar VIDA.

PALABRAS DE AMOR A UN DESCONOCIDO

Murió joven.

Demasiado para los que le lloraron.
Demasiado para los que no llegaron a tiempo.
Demasiado…

Su último suspiro manifestó el sosiego que sólo se consigue tras la última madurez,
la extrema vejez de pensamiento.

Quizá se precipitó a los acontecimientos, aún sabiendo que su frágil cuerpo pendía de un hilo limitado.

Quizá dejó que fuese Amor el que trazase el arco de sus vivencias.
Fue como las estrellas grandes que se extinguen antes que las pequeñas.
Por su intensidad. Por su brillo.

Fe desvela que acabó sus días sin condena.
Tan distante de este mundo que merecía con creces alcanzar su Sueño:
El de ser Libre para Siempre.

Y con él…

Fue su esencia la que se desvaneció.
 Humildemente, en una noche de Julio.


Quién fuera espíritu para decírselo.

 Tus prodigios desarrollados a solas.
Y quedasen guardados por el viento como leves secretos .

Inevitablemente, tu mirada honesta, transparente, inalcanzable, lejana…se pierde entre lugares a los que nadie puede llegar. Me costó seguirte.

Tus ojos me ahogan.
 Porque esa profundidad hace oscilar mis sentimientos entre ráfagas inefables.

 Son remolinos de magia, polvos de colores brillantes.
Amo el cadáver que fuiste.
Amo todo lo que acariciaste.
Amo el recuerdo.

Tan siquiera puedo jurar ahora que dejaste alguna vez de ser fantasma.
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Recuerdos y más recuerdos, es lo único que nos queda cuando ante el chirriante fuego de la chimenea,
del inmenso mar de la memoria, el tiempo recupera,
el único cuento que no fue invento,
ni tormento,
de  la lejana marea .

Y como expectante ante naufragio, la razón  titubea al son de un Amor  que ya se añora.
Atosigando el aliento de los segundos,
Marinero confiesa el lustroso fin de su larga historia ,
Y vejez de mujer…

Los cabellos canosos y tirantes,
como cuerdas de violín,
chirriantes,
esperan su hora
tras el  bajel fantasma,
del dolor,
o placer,
o semblante,
de lo que fue…
...un Ayer.

“ Siéntese junto al calor de la lumbre, séquese, buen anciano, esas gotas.
Lo que fue agua marina, y lo que han sido lágrimas tardías.
Abráceme, buen viejo, ya ha luchado…
Y yo, vista la cumplida esperanza, no haré más que dormir a su lado”

Si transcurrió una Vida,
la niña esperó al loco romántico suicida
 que partió en busca de su osito de peluche
y regresó una noche, con las manos vacías…

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I

Le conocí una fría tarde de invierno.

La luna llena había presenciado hasta entonces nuestras vidas separadas, como senderos escondidos entre  aguas subterráneas. Anhelantes, taciturnos.

En manos de un destino ansiado.
Esperando continuamente esa Historia especial…que no acababa de llegar.
Dubitativos o pesimistas.
Tristes o solitarios.
Que más da en tanto que el vacío sea aire.

Aquellas noches, sin saber de la existencia del otro.
 Con el firmamento a medias.
Y sin luz. 
Nos alzábamos sobre cúspides diversas, suplicando al unísono algún milagro que llenara nuestros sedientos espíritus.

Tras la primera caricia,
 la verdadera razón de existencia:
 el amor incalificable, universal, sempiterno, incondicional,
que vence todos los obstáculos y barreras.

Algunos, olvidados de sus años de búsqueda y escarmentados por el golpe de la adversidad, lo desvirtuaron como una idealización adolescente.  Fue una época tan intensa que envejecimos sin obedecer a las leyes del tiempo biológico. Dejamos de ser muchachos para saborear la eternidad.


Vida sin Amor

II

Nací el día de un eclipse de sol.
El satélite de nuestra madre Tierra  ocultó mis primeros rayos bajo su manto opaco,
apocalíptico,
laberíntico,
jeroglífico…
Anunció la tercera guerra mundial,
Heló una cálida bienvenida.

 Las contemplativas nubes grisáceas se encargaron de sepultar toda secuela de esplendor
que restaba más allá del perfil de la Luna.

Perdida entre lo indefinible,
(quizá un cuerpo )
 di paso a un llanto quebradizo,
 exento de voluntad de poder.

 Los ángeles, guías de mi  rielar entre pantanos, hiciéronme caer,
El equilibrio…

 me trasladaron a la oscuridad.

 Salí del hospital imaginándome un cielo eclipsado por máscaras,
pálido como  la enfermedad ,
y el miedo,
otra vez, el recreo de Vivir.
Otra vez, la Vida es.


Encerrada en un aislante,
limitada por una piel presuntuosa,
 traicionada por una mirada nostálgica.

III


 Cuando nací creí que el mundo era plano. El horizonte venda nuestros ojos, somos incapaces de adivinar las maravillas que aguardan cuando se expande el arco.

Quizá fuimos hijos del sueño de Aquel Misterio.
Figuras borrosas que bostezan en medio de una turbia oscuridad empañada de estrellas. Personajes que se preguntan acerca de su propia historia,
que invocan a un autor que ya murió siglos atrás.

Somos el Arte.
Eterna es la Obra,
Breve es la vida del artista.

¿Jugaremos a ser dioses algún día?
¿Escribiremos un poema con latidos?
¿Pintaremos océanos con lágrimas?
¿Daremos a luz una criatura sempiterna?

Acaso somos pintura, o barro, o letras húmedas, o niños de madera.
Conscientes e inconscientes.
Como las cuerdas que esperan ser tocadas.
Y las alas que disponen su vuelo frente al viento.
Acaso rendimos culto a una ráfaga de aire que sopla sobre nuestro oído.

Especularía un poco más.
Sería todo más fácil si las letras tuviesen vida
y se ordenasen en función de lo que quiero expresar.

El mayor anhelo de Aquél, sería ver que su obra es espejo de su pensar.
¡Si las palabras se ordenasen  y desplegasen como la luz ante mis ojos!
Y morir con la sonrisa triste de aquél que ríe y llora contemplando como milagro  extraño el reflejo de su alma.

Un saco de tiempo,
Un paquete de besos,
Un puñado de sonrisas
Y algo pequeño, una semilla,
De paz…



 Mi infancia… Los niños perdían la inocencia. Observaba mis manos a contraluz, los movimientos ondulantes de mis dedos en el aire, la apreciación de los surcos blanquecinos que envolvían todo mi cuerpo. Entonces ya sabía que algo se agitaba dentro de mí.

Decidí explorar mi hábitat.
La Naturaleza, la única amiga, no se molestaba en juzgar mi comportamiento.
 Absorta en principios reservados, secreta ignorancia ...

Mi relación con ELLOS,  básicamente paseos,
 por el patio de una escuela ,
 acompañados por historias inventadas .
Sobre las formas de los árboles,
 el vuelo de las palomas,
la disposición de las hormigas…

 Fantásticamente, fábulas, vórtices de pensamiento tímido.

 Les daba la mano,
 sintiendo un amor compasivo, fraternal, instintivo.

Odiad al crimen. Amad al criminal, redescubridlo, envolvedlo, consoladlo…él os necesita para ayudarse a sí mismo.


Sus párpados constantemente retirados, atónitos,
 subidos como persianas que dejan paso a un paisaje visto desde las alturas.
Palabras sublimes, prometedoras, capaces de crear nuevas esferas para ELLOS.

Con el paso de los años, dejaron de necesitarme.
Murió la inocencia.
Y mis historias moraron en silencio, en sueños, en resquicios de mundos paralelos 


IV

El silencio es vaho.
Remonta tuberías,  con color de humo , esencia de suspiro.
Nuestras almas son parcelas de un mismo aire.

En la quietud, se respira mejor, con el bajo vientre.
En un instante, lo que fue ansiedad se calma como la bestia ante la música.

El silencio es creador, contempla el movimiento de las cosas.
Se para a escuchar lo que los árboles y los espíritus susurran en forma de viento.

Prometo que mañana fingiré ser muda,
para que el mundo  deje de acosarme con preguntas.

Lloverán sonrisas a los pobres.
Mis pupilas dictarán lo que el latido difunde al cuerpo, cual las ondas del lago.

Y mis palabras extintas serán oro.

Hasta entonces,
 batirán las alas del hálito azul,
ondeará la partitura sigilosa,
el pensativo rumor del fuero interno.

Las lágrimas calladas serán lluvia sincera.
Discreción.
Estremecer entre paréntesis.

Escucharé atentamente lo que resuena,
con mi silencio.
Para expirar mi alma algún día,
con una palabra,
pasión insonora…

 

V


La devoción inicial se apagó cual cerilla consumida por su propio ardor. El aislamiento, creó un refugio de cristal, burbuja flotante . Melancolía llamábame suavemente:

“Ven a mis brazos.
Eres espíritu ausente cegado por el desengaño de la gente.
Recuéstate en mi regazo. Yo te meceré .
Secaré tus lágrimas con mis soplos acolchados,
te daré el cariño que te han robado,
te columpiaré entre mis lienzos hasta que el Sueño venga a relevarme.”



Sueño fue gentil conmigo. Me protegía entre sus sábanas . Sus visitas me embriagaban de esperanzas. Como mago, realizaba mis deseos hasta que el orto florecía. Juntos viajábamos a un solo Aquí, y un solo Ahora.
Y volar era como nadar.
Y yo era yo.
Y el Universo también era yo.

Toda sensación se realizaba en sus dominios. Me ofreció sus tierras, dulce paraíso que materializa utopías .Me nombró soberana feliz de sus reinos gloriosos, heredera de su mayor tesoro.

 Acostumbraba a recogerme tras el último exhalo del Astro Rey sobre el horizonte. El baño de color que teñía el ocaso, tendía a representar el primer escenario de la vigilia. Sueño me hallaba dormida en el tejado de mi sufrido ático, cerca de los nidos de golondrinas, y me arropaba con su manta efímera. El beso de las estrellas  solía sellar mis estremeceres, temblores de madrugada a la intemperie.

Sin embargo, él no se contentaba con cuidarme de noche. Me acompañaba de día con sus parajes blandos. 
Y entonces, yo soñaba despierta.
Y entonces, la esquizofrenia debatía quimeras y pesadillas .
Genéticamente  el manifiesto mana de un surtidor azaroso…

“Caía por el hueco de las escaleras.
Pintada oscuridad de la era azul de Picasso,
Una luz blanquecina se filtraba por la cristalera.
Era él ángel de la Noche.

Mis pies creyeron ser torpes,
y no llegar,
escurrir,
fallar…

Torpeza y despiste diéronme su leche,
reflejo de condena abstracta.
Las cadenas , el deslizar, la derrota…

Si como por toque de varita mágica,
 las calabazas se convirtiesen en carruajes,
o zapatos que brillan,
Cenicienta,
los pesimistas sonreirían.

Relojes parados,
Llaves perdidas.
Olvidé respirar…
Olvidé comer…
Sólo acude a mí una sed intermitente.

Quizá sea un vicio ansiar Vida.

Parecía normal. Pacer entre nubes, abrazada a un osito,
Volar,
Dormir en nuestra casita, con el techo de cristal,
para ver más estrellas y amparos,
O un lecho embriagado de pétalos de rosa,
O una casa flotante allá donde el vapor roza el agua,
en el lago Titicaca,
pero con el sinfín del horizonte oceánico.

Hacer lo que nadie supo hacer en un lugar Lejano
llamado Realidad,
 sangrienta la adversidad y codicia,
jadeante el dolor. No, dolor no, por favor…

Pellízcame.
¿Esto es un sueño, verdad?
Dime que toda ley no es cierta si estás tú.
Que está permitido tener los zapatos cambiados,
¡Que aunque  mis pies se arrastren en el cemento,
 donde el aire fluye no me sirven, porque el viento es capaz de transportarme!

Iremos al país de los Pegasos Blancos, en nuestras camas futuristas.
Nos inventaremos nuevos mundos. Si tu quieres…

No pude abrir puertas sin llaves,
No pude contar  instantes sin reloj.

Tan sólo pasear. Calmarme. Y un sendero hecho por Dios, para mí.
Calles, hombres que ladran, perros para hacerme daño.
Sola, con el miedo de que los pies fallen,
Y se escurran.
Y caigo por el hueco de las escaleras,
O el abismo inexorable de la nada,
Y muere mi ADN
Y muere mi cuerpo,
Quién sabe si yo me esfumaré tras esto.

Cabalgar hacia un jinete tuerto,
Deshojar bengalas con los labios,
Parir pedazos de hielo.

Aparcada en un rincón oscuro de la escalera,
Tiemblo,
Pienso en mi Dios,
Pienso que algún espíritu quiere aparecer,
Y mostrarme el camino,
O el sentido,
O el final.

Tiemblo más.
Estoy sola, en mi pozo lleno de infinito,
Ahogo…
No puedo abrir la puerta, sin llaves,
Si salto, me desplomo…

…y obligar a llorar
a los que van a llorarme cuando perezca.
Y no merecen llorar más,
Ni sufrir más,
Ni pensar más,
Ni preocuparse más,
o padecer más …por mí.

Vivir es duro, me ata el Amor, pero yo quiero ese Amor, sin Amor no hay Vida.

Perder el temor a la Noche,
En la que las sombras rezan y se acercan,
hablando,
creyendo que no las oigo,
Sin embargo están ahí ,
las veo,
las huelo,
las SIENTO…

Los monstruos  se albergan tras mi espalda,
y son Miedo.

Una niña asustada, con un osito de lágrimas,
tan sólo quiere dormir,
abrazada a él,
y no despertar…”

VI


 Personas…cerca de incomprensión por entonces. Aparentemente facetas mías en potencia. El hombre Eterno contiene en sí a toda la humanidad.

 Mas Soledad recostaba su cabeza sobre mi pecho. Su cabellera plateada olía a jazmín. Vestía siempre con los mismos harapos ennegrecidos por la niebla. Sus pasos  se acompasaban con el ritmo de los míos.
Sujeta a mis piernas, esculpía mi silueta en la travesía.
Como siameses enamorados, juntos hasta el Fin de los Tiempos.

“ He reptado junto a ti, creciéndome, encogiéndome, hasta que te has percatado de mi continua compañía. Sólo Ahora, que los demás te han dejado,  te dignas a acogerme. Siempre estuve Aquí, junto a tu sombra, emanando sordas señales, gritando sin fuerza. Ya que me otorgas tu atención, podré bastarte y seré más poderosa que nunca. Refúgiate en mí y no te lamentes más.”

Me albergué ciegamente en sus promesas. Creció como fuego que devora un bosque.

 

VII


Ideé un disfraz.
 Lo bauticé . Era mi pequeño Yo social.
Todos permanecieron admirados ante mi yo social.
Y millones de mandíbulas quedaron desencajadas.

 Oooooooooooh

Me olvidaba del antifaz con el que cubría mi rostro.
Accedí a un estancamiento, un nivel  elevado de actuación… 
Mi Vida se transformó en una Mentira.
Y la Mentira, en Arte.




Decidme si alcanzará el día en el que el arte escuche el llanto de los que lloran.
Decidme si alguna vez será justo con la necesidad del que lo clama.
Decidme si el verdadero escritor no escribió para decir una sola verdad al mundo y saciar así su desconsuelo.

Decídmelo, malabaristas de circo, charlatanes estruendosos que encerráis la belleza de la vida entre vuestro dinero e hipócritas formas.

Susurrad si lo deseáis, por una vez os escucho.

Los poetas ya murieron.
Nació el mercantilismo literario.
Nació el capitalismo artístico.
Nació el vacío enmascarado.

Decidme si no es éste un mundo injusto donde la abundancia yace lejos del hambre,
si la balanza pesa más donde hay menos…
Decidme por qué son tan esplendorosos los ropajes y tan pobre el cuerpo.

Por una vez os escucho.

Porque el verdadero arte es silencioso,
 levita sobre el movimiento de las copas de los árboles,
en la sonrisa del que ha intuido el fondo de este profundo pozo lleno de infinito.

Del estremecer…
De la agitación…
De la inquietud…
Del amor…

"Necesidad, o arte, o necesidad..." se  preguntaron los sabios,
No importaba tanto la respuesta como la posibilidad de vida,
Y ya en su vejez,
Resolvieron abrazarse
Como lo hacían los afluentes del río,
Para después ir a para juntos
Al regazo de un dios creador.



Aborreciéndome por la cobardía que me incitaba a la Hipocresía,
desechaba fieramente  mis ropajes ficticios,
encaraba mi condición de extranjera en este ambiente artificial.

Danzando entre extremos, siendo pesadilla de desconcertados.
Todos querían atarme con sus cuerdas prácticas.

Dejé que la cadena me aferrase a una seguridad inútil.
Dejé que amarraran mis alas.
Accediendo a que mi pensamiento permaneciera cautivo entre  garras.
Rendida ante los nudos que me embargaban.
Prisión simbólica,
me consolaba viajando por tierras perdidas a través de mis libros,
entonando monólogos fugitivos…

Pez pescado.
Imbécil protección de reservado.

A veces me escapaba… bajaba del escenario.
Rituales diarios,
Retorno puro, e innato, 
Afrontaba la rutina, alzaba la vista.

La mayor pintura para mí…  el Cielo.
El que se transforma,
El que nos hace intuir los colores y el infinito,
El que nos hace pensar en el calor de la creación y el frío de la muerte,
El que nos enseñó a llorar con su lluvia,
A odiar con el rayo y el trueno
 y a sonreír con las formas de las nubes.

…el Cielo, con la magia y esperanza de los cometas, los meteoritos, estrellas fugaces; la sorpresa y admiración por los eclipses,
la comprensión  de  la Luna,
 el estremecer de los astros…

Día y noche,
Misterio,
Ciclos,
Movimiento…

Un caos cíclico.
Una cúspide elíptica  que rota sobre sí misma,
Y a su vez gira en torno a una fuente luminosa.
Línea que bordea el iris…

La condena de los planetas es que nunca llegan a reunirse con el Sol.
Sigilosamente, pretenden acercarse,
Voltear el espacio absurdo y rutinario que queda entre ambos,
 sólo sentir su calor y asentir…
Una ley impidió la unidad.
Caprichosa ley que podría invertirse.

¿Hasta cuándo? Una explosión…

Me escapaba a menudo entre los escombros urbanos y, lanzándome a la aventura, caminaba horas y horas, descubriendo nuevos rincones, conociendo personas fugaces que me preparaba el destino, saboreando todo resquicio natural que se abría paso entre el asfalto. Los momentos más efusivos aparecían con el mar acariciando el horizonte o la hojarasca bajo mis pies gélidos.

En uno de mis viajes sin rumbo, presencié su figura expectante. Al fin mi vida había cobrado un sentido, al fin los guías me habían conducido hacia algo auténtico, libre de mojigatería. Mis súplicas habían sido atendidas. Él había llegado…
 
¿Amor?
VIII

Lluvia.
A través de la ventana intuí.
Los dioses cubrirían con su esencia diáfana el suelo petrificado de las callejas.
Alguien se encargaría de borrar mis huellas .

Líquido portento, impregnando todo recodo desprotegido.
Exalté lo que empezaba a desplomarse.

Con una mochila bien provista sobre mis hombros y un cómodo calzado, entorné la puerta sin hacer ruido.

La alegría inocente acudió a mí.
Extendí los brazos en un blando movimiento y me entregué a la fuerza del viento.
Corrí sin mirar atrás, atravesando calles desiertas, dejando una estela de risas a mi camino.
Y olvidada del mundo, entendí la vibración de los poetas, el sentimiento de los pródigos, las danzas que aclaman la lluvia en los países aborígenes.

 No volvería jamás.

Con el corazón eufórico, mis gritos se elevaban abriéndose paso entre las nubes.
Tan siquiera Soledad me perseguía.
Únicamente escuchaba mi propia respiración agitada ascendiendo por la tráquea.
 Las ansias de vivir se habían proclamado sobre el miedo.

- ¡ Soy libre! ¡Por Dios que soy al fin libre!
 
Mis pasos me llevaron hasta la playa. Rápidamente me desnudé, despojándome de mis pertenencias. Un barrizal se debatía en la arena. Subí a un risco elevado e inspiré, evocando un sordo suspiro.

Cerré los ojos,
flexioné las rodillas,
 encogí el estómago
y me incliné ligeramente hacia delante.

En  un salto celestial, desafié a la gravedad, la cual me hizo descender por el abismo en posición invertida. Las olas frenaron la violenta caída.

Y fue, cuando estando en la tranquilidad del mundo submarino, creí ver su imagen difusa. Un hombre, o tal vez muchacho de proporciones áureas, se me acercó reduciendo el espacio de agua que nos separaba.

Llovía.

Y mis propias lágrimas se mezclaban con las de su mirada cristalina.
Vaciamos nuestras almas en un primer encuentro.
 Los sombríos manantiales de nuestras pupilas se inundaron recíprocamente, proclamando un llanto inolvidable, mutuo, sentido… como los olmos postrados ante la resina que se escurre inexorablemente.

 Su expresión verdadera,
 fugitiva como las brisas otoñales,
variable como las mareas,
 risueña como las caricias de una estrella recién nacida,
como la mano de un profeta que tras conocer su camino se encamina hacia el sacrificio.

 Jamás me confesó su levitar sublime en las alturas,  ni su contacto prematuro con el Cielo. Pero todo lo que él significaba, abarcaba la infinidad y esa energía inmensa se derramaba más allá de los contornos de sus facciones. Deslumbraba pureza, inocencia, embriagaba de tenues solsticios extremos todo cuanto rozaba. Todavía cuando pienso en él, el vello aterciopelado que cubre mi espalda, se eriza tímidamente.

Ambos lloramos. Incrédulos ante el milagro que acabábamos de acontecer, moribundas efigies del nirvana. Sus ojos grises, espejos del  mar, eran ventanas que me mostraban un mundo fascinante, sublime, perfecto… Sus manos de pianista arroparon con su tibieza el frío de las mías. Después musitó una dulce canción que me hizo erigir un sueño muy profundo, cercano a cendales flotantes de tibio éter. Penetré en un lugar maravilloso a través de sus palabras extrañas. Él era la llave de  una dimensión fugaz.

 

Desperté desorientada, ignorando por completo mi paradero. ¿Acaso la experiencia era otro fruto de mi delirar constante? Temía que hubiese acabado por enloquecer. Una mezcla entre fantasía y realidad. Quizá finalmente en la pugna interna entre corazón y cabeza se había dado un ganador que nublaría eternamente la certeza de mis actos. ¡No! ¿Eso supondría  admitir que sólo era una pobre ilusa? ¿Envolver mis fantasías en hielo? ¿Camuflar de nuevo mis instintos para perecer en un disfraz mezquino?

Las lágrimas continuaron derramándose, más allá de mis párpados prietos. No quería ver. No deseaba comprobar que todo había sido otra traición de mi mente ingenua.
En medio de mi desesperación, una tenue voz susurró:

-         Abre los ojos. Estoy aquí.

Lentamente dejé que la luz bañara mis pupilas, mientras distinguía  asombrada una barca que fluía en algún lugar del océano. Gotas de agua hacían de prismas, y así me vi rodeada de arcoiris sobre un fondo tan azul e intenso, que no se distinguía el cielo del mar. En verdad parecía estar oscilando sobre un cuadro corrido de pintura celestial.
Y él, el mayor milagro, era la figura más hermosa que había presenciado en mi vida. Sonreí, intentando plasmar en un gesto mi felicidad al estar a su lado.

Retirando las lágrimas de mis mejillas me miró fijamente mientras recitaba unas sabias palabras de Buda, que al instante se grabaron en mí. Todavía las recuerdo cuando lo doy todo por perdido, cuando el llanto acude maldiciendo mi existencia y lamentándose por no tener nada.

-         “No os quejéis ni lloréis, ni supliquéis, sino abrid los ojos y ved, porque la luz os envuelve y sólo falta que arranquéis la venda de los ojos y miréis. Es algo admirable, hermoso, superior a todo cuanto soñó el hombre, a todo cuanto por lo que lloró y suplicó, y es, además, sempiterno.”

La emoción me pudo. Creí morir de amor. El lenguaje humano no alcanza  palabras precisas para describir mi efusividad. Fue una explosión comparable a supernovas la que se produjo en mí. Hasta entonces mi pasión era una llamita concentrada que no tardó en expandirse tras una reacción brutal. Un nuevo Big Bang promovió el Universo.

Quizá fui presa de una pasión desenfrenada. Mi cuerpo ansiaba experimentar las sensaciones evocadas por los románticos, esas caricias escalofriantes, esos besos tibios sobre mi piel. Deseé con toda  mi alma que ese presente fuese eterno y me imaginé años sucesivos sin él, puesto que nada perdura intacto para siempre. Sabía que pese a ser sublime, ese amor no llegaría a ser total. La ansiedad desencadenó el sufrimiento, el miedo a perderle.

-         No es justo que mi felicidad esté en tus manos. Si desaparecieras caería lamentablemente. Supones una cuerda para mí, una atadura psíquica. Llámalo drogadicción, obsesión traumatizante, ansiedad delirante, tempestad emotiva…

-         El único lazo es el de nuestras propias manos enredadas en un vuelo grácil, inmaterial,  intangible divino, soberbio, que vencerá a la muerte y nos unirá a través de nuestras vidas futuras.


Érase una vez un pequeño latido, que golpeaba suavemente en un menudo cuerpecito.
Un latido que miraba a través de una ventana con pestañas.
Un latido que hacía pensar en la posibilidad de Vida.
Y quería manifestar, ansioso, que existía.

Muchas veces el pequeño latido pensaba que estaba preso en una cárcel.
Que yacía bajo una mazmorra forrada de piel y huesos.
Anhelaba salir despedido como un cohete, o explotar como una bomba atómica, ser libre, conocer mundo, crear un agujero en el que verter sus lágrimas.
Pero no sabía hacerlo, y, por ello, sólo agitaba el cuerpecito que lo protegía.
Continuaba observando a través de una retina húmeda.
Dentro, doquiera que silbe la interna brisa

Un día descubrió que dentro de los cuerpos que veía a través de su ventana, había  otros como él. Una muchedumbre de corazones gritaba afónica.
Grandes y pequeños,
Unos más encendidos, de nítida voz,
otros vencidos, callados, rozando el Último Misterio
No obstante, todos cantaban a la vez.
Marcaban el ritmo de una misma melodía.
(¿La Vida, tal vez? ¿El Amor, quizá? ¿Acaso el Dolor? En verdad nadie lo sabía)
Aunque algo enterrados…
Murmuraba abriendo brecha la Tristeza de la ilusión matada por el mundo.

Él ya no se sentía solo.
Dejaron de preocuparle sus dudas e interrogantes.
Y formuló un deseo.
Y se aceleró al pensar …

… en un reencuentro,
fundirse con sus semejantes olvidados,
aunar las manecillas y segundos del Tiempo Absoluto.
Ser Uno.

El cuerpecito creció.
Una noche aconteció el milagro.
 Quiso toparse con otro cuerpecito.
Y cuando se enlazaron ambos cuerpos,
El pequeño latido ,
Pudo hablar a otro pequeño latido,
Y se reconocieron después de tantas vidas,
Casi creyeron rozarse.
Y quisieron salir del cuerpo
Para abrazarse ellos también
Y decir lo mucho que se querían.

Amor nació…
Cuando sus silencios fueron exhalos,
Y como desplegándose ante ellos la Creación,
Rieron y lloraron  por el amargo y dulce lazo que los había sellado para siempre.

[Lenguaje del corazón]

Antes de aprender a hablar, debemos aprender a callar. A pesar de las aparentes barreras  que suponen los diferentes lenguajes, existe una única lengua del corazón, y esta  tan siquiera utiliza palabras.


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