domingo, 19 de enero de 2014

MELANCOLÍA II: El problema de la intermitencia del paraíso en mi conciencia

Siento, de súbito, la eterna melancolía del paraíso tantalizante, del paraíso deshaciéndose en la nu(n)ca. La segunda melancolía procede DE ESTE CUADRO DE DURERO, que fue notado por Marçal Font:

Apego hacia el dolor humano. Lo conozco demasiado bien. Fui aprendiza, secretaria, empleada y jefa de la Oficina de Asuntos Exteriores Dolorosos. Después, me despidieron porque me reía demasiado y no me hacían falta sus limosnas (¿para qué necesito dinero, fama y poder?). De ese modo, entré en la Oficina de Asuntos Interiores.

Después de que me despidieran de la Oficina de Asuntos Exteriores Dolorosos, en cuanto me puse a trabajar en mi Oficina de Asuntos Interiores sentí que el servicio de mensajería con lo sagrado me enviaba un Fax que decía:

A MO

¡Oh! ¡Pobre de mí! ¡Cómo transmitir ese mensaje!
Siento la Melancolía II. ¿Cómo expresar el amor? ¿Cómo expresar lo bello? ¿Cómo expresar lo "cierto"?

¿Es posible planear un retiro sin tiempo?
Los cantos ulcerados de ermitaño añoran el abrazo de las multitudes.

Entonces, San Jerónimo, se mueve dentro del cuadro y me dice:

- ¿Y tu papel Co-creador del paraíso? ¿Sabe usted de qué se está quejando?

Y yo, hecha hoguera de noes y de nuncas, le pregunto, sin consuelo:

- ¿En dónde el amor puro, en dónde, en dónde, en dónde?

A lo que responde:

- En tu corazón, primero tendría que gestarse, buceando entre mundos mitológicos.

Y entonces me invade la fiebre saltimbanqui, que escoge la Alegría como bandera, y la Rebeldía como obstinación pirata.

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