jueves, 14 de junio de 2007

Cíclope

Qué tal recordar al revés, como lo haría un cíclope. Tener conciencia de autor sin haber escrito un libro bueno. Revisar el futuro en la memoria. Ver en sueños residuos de esperanzas materializadas en alguna línea trazada con tinta invisible. Rejuvenecer desde el día de la muerte. Esconderse en el vientre de la madre cuando se está gestando una vida y llenar los vasos de agua con los labios.

Tengo un pequeño árbol escondido entre la carne, tan astuto que la gente lo confunde con una columna vertebral. Su copa se despliega en la cabeza, y airea con delicadeza. De su música surgen pensamientos.

Dejaré que ese libro no escrito se engendre entre mitosis. Debo parirlo con huesos. Tendrá que respirar cuando lo lean, y si es posible, palpitará un músculo cardíaco entre el escaso grosor de cada página.



Ahora veo esta piel blanca, que se ensucia tras mis caricias. Sentir es arañar ese vacío. Ahuyentar a la tranquilidad con una bengala.

Crear es decir silencio y destruirlo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

me gusta leer tu blog,tus textos. seria un placer charlar contigo por el messenger, me encantaría.

tonis400@gmail.com

http:comounarbol.blogspot.com este es mi blog.

Josefa dijo...

hace rato no pasaba por acá, extrañas coincidencias siempre que visito en todo caso, ayer presisamente corté un árbol

Anónimo dijo...

deberias pasar más frecuentemente...los árboles, siempre caen suavemente...

Nihm Smoboda dijo...

Recuerdas como los cíclopes saben como será su muerto desde el momento de su nacimiento.