viernes, 15 de junio de 2007

La semilla

Planté un interrogante en una maceta de mi casa. Creció un árbol. Todavía no se ha elevado del todo. Le falta comerse alguna estrella.

3 comentarios:

Marçal Font dijo...

Llegaste a transplantarlo a una maceta más grande o dejaste que creciera siempre en el mismo tiesto?

La Maga Juglaresa de Carabás dijo...

Lo trasplanté cuando medía un kilómetro a un bosque cavernícola (me ayudaron cuarenta grúas de ballenas). En ese bosque cavernícola, puesto que nadie comía raíces, hojas ni frutos, todos vivían en cuevas y no necesitaban leña, el interrogante creció feliz y era constantemente vaporizado por las nubes, conversaba con los baobabs y crecía y crecía hasta que atravesó el globo terráqueo con sus raíces.

Luego lo podaron los meteoritos, bebió todo el agua de la tierra, extinguió a la humanidad y salieron de sus ramas gigantescas manzanas doradas que esperaban tentar a la próxima generación de humanos para que, en un futuro incierto, volvieran a ser expulsados del paraíso de su savia.

Therfer dijo...

pues yo un día cerré de un portazo una puerta y, sin abrirla nunca más, dejé un interrogante dentro.