lunes, 11 de junio de 2007

¿La vida contemplativa es poco rentable?


[Cuadro de
Sorolla, el pintor del mediterráneo. Niños en la playa (1910)]

Alguna vez, desde luego, he pensado resucitar en vida. Levantarme antes, desayunar un zumo de naranja, vestirme como una pordiosera, llenar la bolsa con una toalla y un cuaderno. Sólo eso. Luego salir a la calle, como si todavía no conociese el asfalto de las afueras (que acostumbra a pasearme por encima en la cotidianidad de otros días menos inspirados). Respirar a bocanadas mientras bajo volando por el paseo que bordea el río Besós, ese llanto de ciudad arrastrándose.


Quizá, entonces, cuando tengo estos primarios pensamientos de redescubrimiento de lo que puedo hacer aquí y ahora, soy feliz. Camino silbando y sello todos los encuentros pasajeros con una sonrisa. ¡Hay tantas sorpresas en el mundo, que uno debería mutilarse la ceguera! Entonces, ya no importan el cansancio o la tristeza. Pero... ¡espera! ¡Hola! No te reconocía. ¿Qué haces? Nada, cojo vidrios limados en la playa. ¿Qué esperas? ¡No lo ves! ¡El mar me está hablando! ¡Dice que ha salido el sol hace apenas nada! Dice que cuando la luz le toca despierta. Nos desea buenos días. Las olas rugen y deshacen sus millares de espejos de cien ojos. Lucen como ópalos colores y más colores, colores que me ayudan a pensar en la otra vida del éxtasis, la que a veces asoma en el arte y en los sueños o en la mirada templada de algún rostro amigable.

Pero luego emerge la otra voz, la de la estúpida aguafiestas poética, el enfermizo sermón pragmático que nos dice que la vida contemplativa no produce dinero. El sistema nos ha educado para que nos sintamos culpables mirando un amanecer.¿Qué haces? ¿Por qué no estás trabajando? ¿Así vas a alimentar a tu hijo, mirando los juegos de luces que proyecta el sol cuando nace en el mar?

Y nada, una regresa cabizbaja, con paso lento y pensativo, hacia el trabajo. Y digo entre mí... ¿Qué materialismo atroz nos arrebata la ilusión? ¿Acaso puedo enseñarle algo mejor a mi futuro hijo que esos caleidoscópicos destellos que danzan donde se acaba la tierra, a las afueras del mundo?

2 comentarios:

Nihm Smoboda dijo...

Mejor que esos caledoscopios que algunos os buscamos con tanta ilusión. No, y lo sabes muy bien.

Sabes lo que tiene que aprender. Vivir por los sueños llena más que por hacerlo porl as ansias de los demás.

Anónimo dijo...

El título de tu blog me ha hecho llegar a ti y luego tus líneas me han sorprendido.
Maravillosas sorpresas que traen las casualidades, interesante blog, al menos para mí.
Un saludo