sábado, 10 de marzo de 2007

Melancolía


Este grabado de Durero siempre me ha sobrecogido. Un ángel melancólico con las alas plegadas, rodeado de objetos geométricos y de precisión arquitectónica con su respectiva simbología (la esfera, el compás, la balanza, un reloj de arena, la tabla numérica), mira al horizonte como si tanto rigor conceptual no acabara de interesarle. No se le ocurre subir por la escalera mística que está a su derecha, ni tan siquiera le fascina la filosofía oculta de Cornelio Agrippa. Robert Burton (1577-1640) habla de la Melancolía I en su libro Anatomía de la Melancolía (1621), cuya lectura no tiene desperdicio.

Y, por cierto, vemos uno de los mejores comienzos que recuerdo en su prohemio, de "Un nuevo Demócrito al lector":

"Amable lector, supongo que sentirás gran curiosidad por saber qué bufón o actor enmascarado es el que se presenta tan insolentemente en este teatro del mundo, ante los ojos de todos, usurpando el nombre de otro".

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