Cualquiera que tenga los ojos bien abiertos puede recuperar la capacidad de asombro. Eso es lo que me enseñó Alice Vannoy. Tras una semana de ostracismo melancólico, el mundo me ha recordado que su magia seguirá en mí para siempre. Porque gracias a ella, desarrollé la capacidad de sonreír ante los pequeños caprichos del azar. Ahora, todos los Raros del mundo tenemos un ángel guardián, una diosa protectora (la Nena Rara sobre todo, ¿verdad, Paty?)
El otro día, para cenar, Marçal y yo nos partimos un plátano siamés. Así salió. Marçal me dijo que se encuentran pocos en la vida (yo nunca había visto un plátano doble y por eso le saqué la fotografía que podéis apreciar allá arriba). A veces, lo más cotidiano del mundo depara múltiples sorpresas. No sé si uno debe pedir un deseo en secreto mientras se come la mitad de un plátano siamés, pero yo lo hice.
El otro día, para cenar, Marçal y yo nos partimos un plátano siamés. Así salió. Marçal me dijo que se encuentran pocos en la vida (yo nunca había visto un plátano doble y por eso le saqué la fotografía que podéis apreciar allá arriba). A veces, lo más cotidiano del mundo depara múltiples sorpresas. No sé si uno debe pedir un deseo en secreto mientras se come la mitad de un plátano siamés, pero yo lo hice.
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