Alice Vannoy es la encantadora mujer de las fotografías. Como todas las heroínas que se precien, su vida ha sido breve e intensa. Gracias a ella, pude crear uno de mis santuarios, el Forgotten Pub. Tenía la idea de construir un bar para nostálgicos, y ella, gustosa, me alquiló una pequeña sala del Séptimo Infierno. Desde el mismo día en que nos conocimos, hemos sido inseparables cómplices . Aquí os paso mi primera conversación con ella acerca del bar y cómo vino un día a hacer un trato conmigo.
Encontré una hoja en el suelo y le recorté unos agujeritos para mirar a través de ella. Entonces descubrí un mundo nuevo, aunque siempre hubiera estado allí. Es un lugar olvidado, sobre el que reposan todos los objetos perdidos, las cosas que nadie suele ir a buscar. También van sentimientos perdidos y seres perdidos.
El hecho de tocar fondo enseña mucho. "El mago necesita aliados". Personas dispuestas a salvarnos la vida y por las que seríamos capaces de todo. Personas reales. No me había dado cuenta en profundidad hasta que llegué al infierno y me tendísteis la mano. Es ahí, donde se sabe con quién puedes contar.
El hecho de tocar fondo enseña mucho. "El mago necesita aliados". Personas dispuestas a salvarnos la vida y por las que seríamos capaces de todo. Personas reales. No me había dado cuenta en profundidad hasta que llegué al infierno y me tendísteis la mano. Es ahí, donde se sabe con quién puedes contar.
Creo que también existe alguien que recobra lo que los demás llevan tiempo buscando, sí... uno de los empleados del bar: un Viejo Buhonero o una especie de Señora Basura, se turnan según el aspecto del interesado.
Esta es la historia de alguien olvidado de sí mismo.
(mmmh...creo que no es bueno anticipar algo no sucedido... Quizá me pase por todas las oficinas de objetos perdidos para ver qué suelen perder las personas)
- ¡Paraguas! (¡La cordura!)
- En el Forgotten Pub está la peluca blanca que me dejé en tu casa, y los libros que he prestado. También están las llaves que misteriosamente encontré en el bolsillo de mi chaqueta. Y, en fin...esas cosas que no están con su antiguo amo.
- La peluca la recuperarás
- Jajaja, entonces entraré con ella en el Séptimo Infierno. Y verás a mucha gente entrando con paraguas...
- Te dejarán entrar gratis! Sin bruja ni nada.
- Porque seguramente el Forgotten Pub estará lleno de entradas gratis a muchos lugares, y de cartas y manuscritos destruidos y monedas extrañas...y de lápices y gomas de pelo y muchas bufandas... uno podrá entrar desnudo y salir con el vestido que manchamos con el bote de pintura amarilla.
- ¿Se puede cambiar lo que se tiene por lo que se ha perdido?
- Es un planteamiento peligroso. Pero puede dar mucho juego. Uno podría entregar sus hijos a cambio de sus abuelos.
- Es muy fuerte, eso.
- Es muy fuerte, eso.
- Sí, por eso es peligroso.
- Mucho. Para el personaje, al menos.
- Podrías cambiar tu móvil por tus muñecas de cuando eras pequeña, también
- Mola. Eso mola.
- Pero eso es de la libre elección del que entra.
No tienes porqué despojarte de lo presente, aunque tienes que ser fuerte para cargar con tu pasado y con tu presente a la vez. Uno también podría ser otra persona distinta, una persona que podría haber sido y que perdió hace tiempo. Quién sabe, quizá van a parar al Forgotten Pub aquellas palabras que creíamos disueltas en la memoria y el tiempo. Aunque siempre cavilosamente ordenadas por el Viejo Buhonero o la señora basura...
Forgotten Pub
Se puso su mejor máscara (la más pequeña, la que le hacía ojos de gato y tenía una moneda de bronce fundida que había estado en la boca de un poeta muerto), y se perdió por los pasillos del local. Conocía bien aquellos pasillos, donde ella misma había colgado los cuadros y pintado las inscripciones, pero si quería podía perderse. Y ahora lo necesitaba, porque necesitaba recuperar algo perdido.
Al girar a la izquierda en un pasillo, se encontró en otro local. El título rezaba “Forgotten Pub”, y Vannoy entró agradecida. Sentada en una mesa estilizada, con su falda de tul negro y su peluca decimonónica blanca, estaba Madame H., fumando a través de una larga boquilla. Cuando exhalaba el humo, éste dibujaba interrogaciones y respuestas olvidadas.
- ¿Se puede cambiar lo que se tiene por algo que se ha perdido? –preguntó sentándose a su lado, con sólo su sonrisa por saludo.
- Una vez cambié una hoja de papel en blanco por una manzana con una adivinanza dentro. –Contestó Madame H., inclinando la cabeza.
- Una vez perdí algo. Me gustaría mucho volver a tenerlo. ¿Qué quieres a cambio?
- Poseer algo es peligroso.
Vannoy meditó su respuesta.
- Entonces no te daré nada. Te lo prestaré. Sólo será tuyo cuando tú lo quieras, y no siempre.
Madame H. se lo pensó unos segundos, o quizás pensaba en otra cosa completamente distinta..
- Las cosas que se tienen siempre que se quieren acaban haciéndose insoportables.
La recién llegada dedujo que había aceptado, porque aquello se parecía bastante a lo que ella había dicho. Mantener una conversación con Madame H. era como hacer juegos malabares con mariposas.
La recién llegada dedujo que había aceptado, porque aquello se parecía bastante a lo que ella había dicho. Mantener una conversación con Madame H. era como hacer juegos malabares con mariposas.
El camarero se acercó a ellas (un viejo buhonero, que iba mirando por los rincones y tenía tantos bolsillos en su ropa que era difícil decir si llevaba puestos unos pantalones y una larga chaqueta o una túnica desarrapada). Puso frente a Vannoy un vaso, y dentro encontró lo que había estado buscando.
Lo apretó fuertemente en su mano, y despidiéndose, salió del Forgotten Pub. Cuando giró el pasillo a la izquierda no pudo resistir la tentación de darse la vuelta. El letrero con el nombre seguí allí. Y allí estaría para cualquiera que supiera encontrarlo, entre los pasillos oscuros que ella había decorado hacía tanto tiempo. Había alquilado una parte de su local, las noches que Madame H. quisiera tener allí su puerta, y volvió a sus habitaciones con la sensación de haber hecho el mejor trato de su vida.
1 comentario:
Qué bonito Maga! Hoy me he acordado de vosotras, en la adolescencia y en la juventud. Qué energía teníais juntas, que todavía noto con fuerza al leer este bonito post que le has dedicado. Dan fuerzas para luchar y abrirse al mundo. un beso
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