domingo, 27 de mayo de 2007

Agua sobre trueno



Agua sobre trueno

No creo ya en el eterno retorno. Existe,
alguna vez, la paradoja: pero es ligera
como una lija en las rodillas. (Se ha suavizado
la lluvia.) Los labios retoñados sonríen con dor
crepuscular : dor, esa era la palabra rumana,
la intraducible, -como nosotros mismos-
"una nostalgia tan grande que duele".
Un bichito detrás de la ventana.

Ahora ya sé lo que es decir y hacer. Ya no
hay una vida disléxica, que Desea y se queda
Con Las Ganas. (Sé que son confusas
mis imágenes. Desalientan, y a veces resultan
pretenciosas y oximorónicas.) La reina de las picas,
sarasa y astrológica, ha aprendido -lo decíamos-
el NO del mundo. Su cabellera es una densa
serpentina de Medusa: ¡horrible Desencanto!

Toqué fondo. Fue astronáutico, como llegar
a un planeta nuevo. Un viaje a los infiernos
del Inconsciente -dice Jung, pensando en Dante-,
al arcano XV del Tarot. Caí, caí, caí y llegué
a Caí(n). Vi el templo de lo que punza
y nos contradice. Vi un sí con todo -el orgullo,
la moral, la dignidad- en contra; un matrimonio
del cielo y del infierno se llevó a cabo.

Fuimos los pretextos de la locura, un nudo
de orillas opuestas de un mismo río.
Pero, agradezco que una vez yo te llamase, clownica
y suspirante, vikinga e infeliz- : [Y llegaste, ¿no?]
"¿Eres un psicópata?", te decía, y reía -jajajá-
como la novia de Chagall en un puño de óleo.
Rugía la velocidad, luciérnagas urbanas a mi izquierda,
hacia el carnaval de árboles y perros y extranjeros soñados.

Curiosos recuerdos de infancia. Ahora que beso
a Otro de pie en los portales. Ahora que despierto
con Otros pensamientos, y fumo tabaco de liar
y te tengo en la boca como cuando te insultaba
a conciencia ("sabes a cenicero"). Ahora que
llevo dos trenzas y hago mímica en las Ramblas
y conozco a septuagenarios famosos merlinescos y...
[¡*****, tal vez salga de mi pobreza eterna!]
[1]

[1] Es una indirecta jocosa, mis estimadísimos lectores y verdugos.

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